foto de el Mirallnet
Cuando
la noticia más impactante de tu ciudad es la detención de pequeños
delincuentes - los grandes e importantes andan sueltos y a sus anchas
- y pasan desapercibidas las 235 muertes causadas por el Corona Virus
en nuestra ciudad. Y cuando no es noticia preocupante el que decenas
de familias soliciten ayuda alimentaria para echarse a la boca algo
que comer, entonces queda la incògnita de si nuestra sociedad está
enferma de egoísmo o, simplemente, es que prefiere girar la cara a
otro lado para no tropezarse con la realidad.
La
muerte y la miseria traída por la epidemia debería ser motivo de
preocupación para la inmensa mayoría de la ciudadanía. Porque aquí
no se salva ni dios, también lo asesinaron.
El
que piense y crea que las tiene todas consigo mismo y esté muy
seguro de poder esquivar la epidemia y todos sus daños colaterales,
que se ande con mucho cuidado. Porque los únicos que se pueden
librar son los grandes poderes económicos y sus guardianes
uniformados.
La
única forma que tiene la clase trabajadora de salvarse es
organizándose y plantando cara a todos los desalmados del régimen
que quieren que nosotros carguemos con el mochuelo.
Y
para que no sea demasiado tarde, deberíamos empezar a reivindicar
que nunca más se recorte la sanidad pública, exigir un puesto de
trabajo digno y estable, recursos suficientes para que nadie pase a
engrosar las filas de la pobreza y enviar al paro a todos los que
mal nos gobiernan.
No
será tarea fácil doblegar al gran capital y a sus secuaces, pero
lucha que se evita, batalla que se pierde.
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