viernes, 31 de julio de 2015

LA BROMA (1)

Lecturas de verano
                                   LA BROMA 

                           


   La tranquila calle peatonal donde vivía Fernando se vio alterada aquella mañana tranquila al irrumpir en ella varios coches de la policía . En su estrecha calzada los niños, que jugaban a fútbol con una vieja pelota de plástico, se vieron sorprendidos por la presencia de los agentes, y es que muy pocas veces habían visto tan cerca  un coche patrulla de la policía de verdad.
   Unos de los agentes, mientras se ajustaba los correajes que le soportaba su arma reglamentaria, se dirigía hacia una de las casas que daban entrada a la calle. El agente , un alto y fuerte joven con el pelo casi rapado, sujetaba en la mano derecha un documento blanco.

   El Sr Vicente, que vivía en la vivienda colindante a la de Fernando, se extrañó de que la policía, con cara de pocos amigos, se dirigiera hacia la casa de su vecino,. Al igual que les ocurrió a los niños sorprendidos por la presencia policial, tampoco acaba de comprender que los uniformados se dirigieran al domicilio de unos de los vecinos más antiguos del barrio, al que no se le conocia ningún conflicto con nadie, todo lo contrario; Fernando tenía una merecida fama de ser vecino  mediador en los insignificantes y aislados conflictos entre los vecinos de la calle de la Concordia.
   Mientras el Sr Vicente realizaba las anteriores observaciones, uno de los agentes de policía presionó varias veces el pulsador del interfono exterior de la casa de Fernando. Y segundos despues reconocía en el altavoz la voz de su vecino, que desde el interior de la casa se preguntaba :

- Sí ¿ quién? , 

_Somos agentes de policía, ¿el Sr Fernando Cortada Alcalá?

- Si, un servidor ¿ que desean?

¿Puede abrir la puerta? 

-Ahora mismo - respondió Fernando.

Fernando bajó de forma precipitada los escasos escalones que le separaban del piso inferior donde estaba la entrada principal  de la casa unifamiliar. 
Al abrir la puerta se esncontró con los rostros rigidos de los policias uniformados

-Somos agentes de la comisaria local y traemos una orden de arresto contra el usted, por favor nos facilita su carnet de identidad.

Fernando, sin entender lo que le estaba sucediendo, sacó de la billetera el carnet requerido y se lo entregó a uno de los agentes que parecía tener la voz cantante.

Mientras el agente supervisaba el documento que le había entregado Fernando éste le preguntó al policia, de forma balbuceante y nerviosa, ¿que és lo que sucedía? y porqué se le requeria que se identificarse. Los agentes, sin tan siquiera inmutarse, descargaron todo el protocolo memorizado para estos casos y se lo espetaron en la cara de sorpresa de Fernando:

-Tenemos una orden de arresto contra usted por acoso sexual contra una señora- aseveraron los agentes. 

-¿Una orden de arresto contra mi?, ¿por acoso sexual? -Les preguntaba Fernando de forma repetitiva a los agentes.

-Si nos acompaña a comisaria sin resistencia evitaremos levantar la curiosidad de los vecinos, si se niega a este proceder nos veremos obligados a ponerle las exposas reglamentarias, ¿que prefiere?.

Fernando, sin poder conseguir salir de su propio asombro por lo que le estaba sucediendo, no tenía muchas alternativas a lo propuesto por los agentes y se dejó llevar por la oferta menos humillante, sobre todo cuando observó que ya se habían arremolinado junto al vehículo policial algunos conocidos vecinos. 

- Lo que ustedes vean más conveniente - balbuceó Fernando al agente.

Una vez en el interior del vehículo policial a Fenando le vinieron algunas imagenes de las peliculas policiacas a las cuales era aficionado: Dos policias escoltan al peligroso delincuente en los asientos traseros del vehiculo, los cuales están separados de los delanteros por un rígido cristal antibalas. Tambien esperaba que de un momento a otro las sirenas que estaban instalas en el exterior del vehículo aullaran el tipico sonido de las prisas policiales.Pero, contrariado, estas no se dispararon como solía ocurrir en los filmes.

  En el corto trayecto que separaba el domicilio de Fernando de la comisaria local, ni éste ni los agentes intercambiaron palabra alguna. Los jóvenes policias, alecionados en la recien salida academia de policias, debían mantenerse callados y vigilar todos los mínimos detalles del detenido. Fernando que nunca antes, y que contaba con cincuenta y siete años de edad, había pasado por una situación tan humillante y tan absurda, él mismo intentaba tranquilizarse y pensado que todo aquello no le estaba ocurriendo a él, no era cierto, a lo máximo debería ser una broma de su amigo Antolin, viejo y buen amigo con el rango de capitan de la policia.Pero tampoco le cuadraba esta posibilidad, estábamos en el mes de Mayo, lejos del veintiocho de Diciembre, cuando su amigo policia le solía gastar sus originales inocentadas. Si ha sido una broma de Antolin éste había ido demasido lejos y no se lo iba a perdonar. Pero si no era una broma, ni un error policial, quién demónios de mujer extraña iba acusarle a él de haberla acosado sexualmente.

El vehículo policial se detuvo unos instantes en la rampa que accedía a los subterraneos de la comisaria, y mientras los agentes solicitaban permiso de entrada a traves de su walquies, Fernando observaba como una gran cámara de vigilancia, instalada en los soportes de la entrada, los estaba grabando descaradamente. La puerta de acceso se abrió de forma automática y el conductor dejó caer el coche suavente por la rampa serpentenate.

Fernando fue conducido por los agentes, a través de un largo pasillo, a una no muy grande habitación, donde solo estaba amueblada por un fornido y gastado sillón de interrogatorio, y en la que, de forma intencionada,  nadie diseño una ventana exterior. El habitáculo tenía las paredes semidesnudas, tan solo de una de ellas colgaba un gastado cartel que hacía mención a un llamamiento a los jovenes civiles, para que se incorporaran al excelente  cuerpo de policia. En otra pared ,que no era lisa como las otras tres, sobresalían unos relives que parecían aguantar un gigantesco espejo al reves; Era,se imaginaba Fernando, el ventanal oscuro exterior por donde observaban y vigilaban, los oficiales de la policia, todos los gestos, declaracione y movimientos de los detenidos. Y él era uno de ellos.

LA BROMA (2)

                     UNOS AÑOS ATRAS
                 





   Fernando había militado, desde temprana edad juvenil, allá por los años 70 del siglo pasado, en varios movimientos clandestinos, empeñados en restablecer la democracia en el país, la cual había sido secuestrada por la dictadura franquista en el año 1939, cuando se alzaron en armas en contra la II República, elegida por el pueblo en las urnas unos años antes.

  Durante sus iniciales años de militancia antifranquista, debido a la existencia en la clandestinidad de decenas de movimientos y organizaciones contrarias al régimen de Franco, a Fernando le era difícil entender como podían existir tantísimas siglas luchando contra un mismo objetivo; derrocar la dictadura  y, sin embargo, lo hacían desde múltiples siglas: PCE,PCE (I),PCE ( ml),Psoe, Psoe (historico),Psp, Mc,Ort,Psuc, CDC,BR,Oic, CCOO, CNT, UGT,USO, etc.

   Tuvieron que transcurrir varios años de lucha clandestina para que Fernando empezara, poco a poco, a desmenuzar aquel laberinto de siglas y empezar, minimamente, a comprender el porqué de la existencia de todos ellos.

  Lo primero que Fernando empezó a descifrar es que, en la lucha por restablecer la democracia, había un fuerte partido comunista, con una fuerte implantación en el mundo obrero y con una fuerte influencia en los intelectuales emergentes. También empezó a leer la diferencias “políticas” entre el PCE y los nuevos movimientos comunistas. Pero primero tuvo que empaparse sobre lo que estaba pasando en la ex Unión Soviética y en la China de Mao, así como reflexionar del papel influyente que el Che Guevara tenía en el incipiente movimiento guerrillero de latino america.

  Poco a poco empezó a ver las grandes y pequeñas diferencias políticas que le iban separando de los amigos de toda la vida; de José Luis ,que militaba en Bandera Roja (BR), y que reivindicaban la República burguesa sin más, o el abismo que le separaba de la Conchi del Psuc, en las formas de entender la estrategia para conseguir la libertad añorada por todos: Mientras el partido de Fernando preconizaba la lucha revolucionaria del pueblo para restablecer la República Popular, la amiga pesuquera defendía los postulados de la dirección de su partido, el cual preconizaba: “ Que para restablecer la democracia en nuestro país se hacía necesario la consecución de un Pacto por la Libertad- en el cual tuviera cabida ,incluso, los sectores reformistas del franquismo.

 Fernando también empezó a “comprender” las diferencias ideológicas existentes entre los sindicatos clandestinos. Él, que a pesar de su temprana edad, ya era miembro activo de la dirección clandestina de CCOO, intentaba razonar con amigos anarquistas que si la guerra civil se perdió fue por culpa del fraccionamiento existente en el movimiento obrero, por lo que se hacia necesario la existencia de un solo Sindicato, fuertemente estructurado, para luchar de forma victoriosa contra la dura y fuerte dictadura. Las discusiones, que se volvían eternas y estériles, solo servía para que cada uno de ellos se auto reafirmara en su posicionamiento ideológico,eso si sin resquebrajar la amistad existente entre ellos, por lo que siempre acababan brindando, con una cerveza, por la amistad eterna de los revolucionarios.

 En el transcurrir de los años, y con el advenimiento de la democracia, la historia situó a cada opción y a cada uno de los amigos en el lugar que le pertocaba: La Conchi del Pce acabó siendo Secretaria de las Juventudes y concejala del Ayuntamiento de su ciudad, el partido de José Luis , Bandera Roja, se unificó en bloque con los partidarios de la Conchita. Y es que la dirección de BR, ante el fracaso electoral conseguido en las primeras elecciones democráticas de 1979, deciden que la mejor forma de lucha por la democracia que se acaba de inaugurar, y para no desaparecer del mapa político, lo más positivo era apostar por el caballo ganador, en este caso el Pce, del cual les separaban pocas y superables diferencias políticas e ideológicas.

  Fernando, después de repartimiento del pastel que se había producido en la nueva situación política del país, seguía firme en sus postulados, los que defendió en los largos años de la dictadura; para él y su partido la situación seguía casi igual: Los franquistas habían pactado con las fuerzas reformistas, de la llamada izquierda, una reforma democrática que en nada tenía que ver con la ruptura democrática que habían preconizado en los años de la falta de libertad. Los argumentos aducidos por los pactistas ,para justificar esta inexistente ruptura con los que han apoyado durante mas de 40 años la dictadura, es que no había condiciones objetivas para producirse la ruptura total contra los enemigos de la democracia. Por lo que se veían abocados, de forma irrevocable, a renunciar,ellos decían a aparcar, las reivindicaciones republicanas del 1936.

   Fernando, y muchos jóvenes que pensaban como él, intentaron denunciar, ante los sectores más conscientes de la población, la traición de los grandes partidos de izquierda. Todo fue en vano, los partidos progresistas, con su nueva política no rupturista, habían conseguido su doble objetivo: No inquietar a las fuerzas reaccionarias que daban soporte al régimen franquista y, por otro lado, intentaban amansar las ansias de libertad y de justicia reponedora de los que habían luchado por la recuperación de la democracia.

 Alvaro, amigo de Fernando y estudiante de Derecho, era otro de los pocos colegas que no se resignaban a soportar la nueva situación creada con el advenimiento de la libertad con minúscula : No se habían jugado la vida para, a cambio, tener esta democracia chapucera y, encima, vigilada por los militares más reaccionarios.

-Fernando, creo que debemos continuar la lucha hasta conseguir una República Popular como la que está disfrutando el pueblo chino – le solicitó Alvaro, el estrudiante de derecho.

 Fernando le devolvió la respuesta afirmativa con su sonrisa abitual:

-Estoy contigo amigo Alvaro; la lucha final debe continua hasta conseguir la revolución socialista y popular – añadió Fernando al entusiasmo de su amigo Alvaro, estudiante de derecho.

 Ambos colegas se dirigieron al bar Cordoba,situado en la calle Irlanda, y una vez   saludado a  "Pacorro", dueño del bar y viejo militante comunista,solicitaron dos medianas fresquitas de cerveza.

LECTURAS DE VERANO : LA BROMA (3)






                                        El interrogatorio


                       

                                            

Fernando aguantó bien el interrogatorio de los fornidos policías, no en vano le valió la experiencia de cuando fue detenido e interrogado por la brigada político sociall franquista, en el año 1973, acusado de pertenecer al clandestino sindicato de Unión Obrera . Tanto entonces, bajo la dictadura, como en esta ocasión, los funcionarios policiales emplearon casi la misma táctica para intentar sonsacarle la "verdad" que ellos deseaban oir de su boca: El poli malo y el poli bueno. El malo amenazaba de continuo, insultaba,golpeaba....mientras que el poli bueno ,se brindaba como amigo,era compresivo con el detenido, hacía como que se enfadaba con el poli malo. El objetivo de ambos polis no era otro que hacer "cantar" al detenido.

  Durante el largo y humillante primer interrogatorio al que fue sometido Fernando, éste se mantuvo fiel a la primera declaración que hizo nada más llegar a los calabozos de la comisaria: Él jamás realizó ningun acoso sexual sobre ninguna mujer, y muchos menos con Sonia Callejón, vieja compañera feminista a la que le había unido una cierta amistad, mientras formaron parte del movimiento ecologista "Salvemos la Gente".

Bajo la amenazante mirada de los policías que lo interrogaban, Fernando juró,con lágrimas en sus ojos, que respetaba y apoyaba las luchas por la enmacipación de las mujeres, que a sus hijos les inculcó esos valores de igualdad entre el hombre y la mujer.Y por tanto él no era culpable de esa absurda acusación, como tampoco entendía los motivos que llevaron a su excompañera de la asociación, Sonia Callejón ,a elegirlo para tan tremenda patraña.




Los policias, contrariados por la firmeza con que Fernando reaccionaba a sus largos interogatorios,se tomaban,de vez en cuando, unos largos descansos en una habitación contigua, en los cuales aprovechaban para intercambiar sus opiniones sobre las reacciones del interrogado.Llegando a la conclusión, en algunos momentos, de dudar de la veracidad de la acusación de la tal Sonia Callejón.Pero lo que más les chocaba de aquel caso a ambos funcionarios era que, en la acusación,habían testificado a favor de la mujer dos testigos, los cuales tenían cierta notariedad local; un director de escuela y un funcionario público.

Al segundo día de la detención de Fernando éste recibió,sin la presencia de los funcionarios, la grata visita  de su abogado, el viejo amigo Cristobal Manzanero.

Despues de saludarse ambos efusivamente, el abogado amigo de Fernando intentaba tranquilizarlo, al mismo tiempo que no cesaba de inyectarle ánimos y esperanza de que todo aquel embrollo acabaría pronto y de forma positiva para él.

Mientras Cristobal Manzanero se preocupaba de la situación anímica del Fernando, éste miró de reojo unos de los titulares del periódico que su amigo abogado habia dejado sobre la mesa del calabozo: "CONOCIDO DIRIGENTE ECOLOGISTA ES DETENIDO ACUSADO DE ACOSO SEXUAL".
-Es una canallada muy gorda la que han intentado hurdir contra tí.Le dijo el amigo Cristobal a Fernando.

-Son las reacciones cobardes de los perdedores.Le respondió Fernando.

-Ahora lo que toca es,aseveró Cristobal Manzanero, desmontar todo esta falsa acusación y darle la vuelta; que ellos sean, más que ante la ley, deben ser descubiertos por los miles de amigos que alguna vez confiaron en su falsa honestedad. Hemos de denunciar ante la opinión pùblica su baja catadura.El  linchamiento que tu has sufrido debe recaer sobre los falsos y traidores dirigentes. (Continuará)

Lecturas de verano. LA BROMA (y 4)






LECTURAS DE VERANO

LA BROMA (y 4)







Serían las 10 de la mañana cuando el coche de policía salía de la comisaria con dirección a los juzgados. Fernando era conducido a declarar ante el juez . Se encontraba muy agotado y tenía grandes esperanzas de que se esclareciera todo el oscuro embrollo en el que se encontraba envuelto. Habían transcurrido ya tres interminables días, y sus correspondientes noches, desde que una antigua compañera de partido le acusara de acoso sexual. Tenía ganas de declarar y esclarecer, de una vez por todas, toda la verdad de la pesadilla que estaba viviendo.

-Nombre y apellidos    - preguntó el secretario del juzgado.
-Fernando Cortada Alcala    -respondió el interrogado
-¿Profesión? - técnico en ventas    -  repuso Fernando.

Una vez finalizado el protocolo de tomar declaración al detenido, el oficial judicial se dirigió al despacho del juez para hacerle entrega de la carpeta de color verde que contenía los datos de Fernando.

Un hombre de mediana edad,con cabellera rizada y de movimiento lento salía del despacho del fondo. Debe ser el Juez -pensó Fernando, por lo que vigiló su expresión atentamente. Le parecía que el juez era uno de esos hombres que estaban rejuveneciendo los viejos juzgados franquistas, los que él había pisado en alguna ocasión. Solo con mirarle Fernando sabía que ese hombre no era de los que se apresuraban en tomar decisiones,ni se ponían nerviosos ante los casos que cada día debía sortear. También observó que el juez debía ser bastante competente, a pesar de su apariencia tranquila.

El juez observó a Fernando y no encontró ninguna señal de agresividad en su rostro.

-Vamos a retirar la acusación que pesa contra usted -le espetó de forma sorprendente el responsable del Juzgado.

Un opresivo sobresalto  saludó a Fernando y el aire le  parecía que estaba helado. Parpadeó  y echó una mirada a sus tres acompañantes - el abogado, su exposa y el inseparable amigo Marcelo- en busca de alguna explicación
El silencio no duró mucho, sin embargo. El juez se aclaro la garganta y les dijo a todos:   
_Es el caso más extraño que me ha tocado dilucidar en mucho tiempo - le confesó el juez a Fernando-

-Y no es que no se produzcan pocos casos de acoso sexual en estos tiempos, todo lo contrario, -se sinceró el juez- pero su caso no hay por donde cogerlo , creo que detrás de esta grave acusación, a la que le quieren implicar, hay algo más que no acabo de explicarme y que , espero,usted pueda ayudarme a resolver.

-¿ Qué razón ha sido  le que ha llevado a su ex compañera a denunciarle de forma tan grave? -Le preguntó el juez a Fernando.


-Bueno , me voy a tomar con calma el contestarle - repuso Fernando. Y éste sacó unos papeles de su bolsillo donde tenía anotado su versión de los hechos.  


El juez se fijó en las manos temblorosas de Fernando, cuando éste intentaba leer la declaración que él mismo había escrito a mano, durante la última noche que permaneció detenido en los calabozos de la comisaría.

-A principios del año 2005 - empezó a relatar Fernando- preocupado
por los temas ecológicos de la ciudad , y arrastrado por la amistad de juventud de uno de los instigadores de esta absurda denuncia, entré a formar parte de la asociación “Salvemos a la Gente”.

-Dicha asociación - continuó Fernando- estaba muy poco extendida entre los ciudadanos y el número de sus militantes no llegaba a la decena, pero a mi me impresionó sus formas democráticas de debatir hasta la más mínima decisión, así como la buena camaradería reinante en el seno de la asociación. Todo ello y, unido, la necesidad de dar respuestas rápidas a las agresiones ecológicas que la ciudad estaba sufriendo por los gobernantes municipales, enseguida comencé a realizar proselitismo entre los viejos compañeros desencantados , y que fueron valientes luchadores en contra la dictadura, sobre la necesidad de organizarse en Salvemos a la Gente, para intentar que las inmobiliarias no cementaran más los pocos espacios verdes que le quedaba a la ciudad.


-Enseguida fue tomando cuerpo la asociación - proseguía Fernando, por lo que no paraba de ensancharse sus filas, con todas aquellas gentes que tenían un denominador común; luchar por salvar la ciudad de las garras de los especuladores.

El juez,que no perdía ningún detalle de lo que le estaba relatando Fernando, le realizó una pregunta básica:


-¿Usted creyó,con sinceridad, en esas personas, las que después le han acusado de un delito tan repudiado como es el acoso sexual ?


-Señor Juez,respondió sin dudar Fernando, no solo creía en su honestidad sino que dispuse parte de mi patrimonio para la organización, con el único objetivo de que esas bonitas ideas llegaran a todos los rincones de la sociedad.

El juez quedó impresionado de la forma tan rotunda con que Fernando le respondió,por lo que le solicitó que continuara el relato. Fernando volvió a retomar las cuartillas que sujetaba entre las manos y continuó explicando su versión del porqué los excompañeros habían llegado tan lejos en su cobarde venganza:

-Durante el tiempo que tardó la organización en consolidarse, la amistad había resaltado por encima de los pequeños problemas que puede padecer cualquier colectivo. Después de cada pequeña victoria,conseguida en contra el corrupto partido gobernante, los cada vez más numerosos militantes de Salvemos a la Gente lo celebraban en pequeñas fiestas culinárias, que casi siempre se celebraba en casa de algún militante. Si acaso recibíamos un revés; donde los especuladores conseguían salirse con la suya, nunca nos veníamos abajo y enseguida nos dábamos apoyo mútuo para seguir unidos en la lucha.

-Señor Fernando, le interrumpió el juez, su relato es muy interesante y le prometo que si usted me hace entrega de una copia lo leeré con gran satisfacción, pero me gustaría que me explicará el final de la historia;desde cuando sus excompañeros deciden interponer en los juzgados una denuncia contra usted, de la gravedad del acoso sexual, máxime si la autora de dicha denuncia parece ser que era una de las feministas más radicales de su organización.

-De acuerdo señor Juez, le apoyó Fernando, iré al grano: Ellos, el núcleo duro de la organización, ante la magnitud de simpatía que estaba tomando la organización, y con mucho recelo de perder el control que ejercían sobre la misma, deciden reunirse periódicamente al margen de los responsables del colectivo. En esas reuniones clandestinas deciden aprobar la estrategia a llevar en el seno de la organización,traicionando así el espíritu transparente y democrático que hasta ese momento los había hecho famosos entre la población.


-¿ Tan importante era el pastel a repartir para que esos señores actuaran tal como lo han hecho?- Le preguntó el Juez a Fernando.

-Verá señoría -le respondió tranquilamente Fernando, no se trataba si el pastel a repartir era grande o pequeño, eso era secundario, de lo que tenían miedo esa minoría era de perder el control de su “juguete”, y para que ello no sucediera se habían reunido aparte del colectivo para intentar imponer unos candidatos de su cuerda que encabezarán la lista electoral para el gobierno municipal, ya que las encuestas le auguraban buenos resultados .


Fernando, a sabiendas de que el Juez ya le había eximido de la responsabilidad penal, de la acusación tan grave como es el de abusar o acosar sexualmente de una mujer, quería demostrar, con su explicación de los echos, que a veces el ansia de poseer el poder lleva a las personas, las que tu creías honradas y honestas, a cometer las fechorías y las patrañas más inconcebibles para el ser humano.


-Señor Juez,prosiguió Fernando, estos señores que han inventado esta criminal acusación contra mi persona solo pretenden desprestigiar a las personas que venimos manteniendo, desde hace décadas, una postura de lucha y de coherencia ética,sin importarles el daño irreparable que pueda causar sus falsas acusaciones..


El juez sonrió de forma disimulada al escuchar la rotundidad con que Fernando defendía su inocencia.
  
-Le creo ....y por ello he decidido archivar las acusaciones contra usted. Ahora dependerá de usted si decide, o no, prender acciones legales contra sus "excompañeros" por falso testimonio y faseldad en la acusación.-Dijo el juez mientras entregaba al oficial funcionario la orden de libertad Fernando y archivo del caso.

 Fernando, despues de dar las gracias a su amigo y abogado Cristobal Manzanero, se abrazó a su exposa y a la vez que le murmuraba: Lo pagarán,mi amor  , lo pagaran esos canallas.

El tiempo pasado

el tiempo pasado




Amo ese tiempo que se fue;


cuando la  tierra,

 hirviendo de deseo,

 se acostaba con el cielo

y los frutos fecundaban

del polen  polígamo.



Amo ese tiempo que se fue,

donde  las especies se amaban,

incluso las fugaces,

y pululaban gérmenes jubilosos

que formaban mil formas;

bellos pájaros peces,

delfines disfrazados de tórtolas

y hasta mariposas sempiternas.



Diez,

cientos de años después,

 retornó el caos:

Surgen gusanos vestidos,

tortugas ligeras,

ballenas de las nubes

y hasta dragones  mansos,

¿Qué me dices  tú,

de los elefantes coloraos?

¿Y luego?

Nada más.

Del tiempo que se fue

solo quedan huesos pedregosos,

debajo del panteón de la despedida.

oda al hijo


Se marcharon las canciones bellas


de la infancia lejana

y ahora solo quedan  recuerdos;

uno detrás del otro.



Es la hora de volar,

Hijo.

¡Salta y vuela,
 como el viento;
 que no necesitas zapatos,
 ni camisa.


¡Vuela pájaro suelto¡
 que a tu rumbo y alegría
no le sujeten  bridas .

¡Vuela y vuela!
y no le digas tu senda a la muerte,
mejor estírate en su alma 
y légale tu esperanza;
de futuros calientes y empecinados.

Al que te pregunte;
muéstrale tu mochila de sueños
y hasta que no  gastes el último:
Suelta  anclas y navega, 
libre,
 mar adentro,
 hasta  llegar a tu puerto.


Despues del mar




Despues del mar


Allí,


después del mar,


no pasa el tiempo.


 


No se ha detenido,


sin embargo, la guitarra


ni la dulce voz del negro.


 


Paso a paso hablan


las manos


y la voz mulata;


repartiendo son


y ron pa el cuépo.




Tú, mi America,

y los que la defienden,

quien sabe por dónde reviente;

con tanta ofensa

y con tanta distancia,

poder ofrecerte algo más que:

Arroz y frijoles.





Fermin chueco artero


El RÍO







Las cloacas,


desagradecidas,


dejan una hilvanada huella,

de muerte,

 resbalando bocabajo.



Veo aceites negros,

en las veredas de la noche;

que te arrojó el escorpión,

hambriento,

desde la otra orilla.



Después te han remendado,

con tirones amables

para lavar tu oscura arena
y ofrecerte escasa alegría

CIUDAD DE LA ALEGRIA




Para navegar por tu crepúsculo

elijo esta vereda  tuya,


hasta que  el tiempo  devore


 tu piel y la mía.




No vueles y camina a mi lado.


Ah¡ si pudiera elegir:

 Morir en tu pasado ,

o vivir intensamente el presente.



Y es que tu figura cubre de alegría ;

las noches de insomnio

y las tristezas rebuscadas;

en el fondo de  mis bolsillos.



No podré soportar,

 amándote como te amo,

verte arrastrar tu  sombra

y pena caída.



Aquí estarás siempre.

¿Dónde puedo ir yo,

con mi alma desnuda

cuando  me retire de tu tiempo?



¿Y si me apartan de ti ?

Quizás la mirada buscará no pensar,

o desear morir, poco a poco,

disuelto en el viento del olvido;

porque  nada será igual.

 




Vuelvo al  tranquilo ayer,      

el de la armonía sin romper,

para llenar el vacío, inmenso,

que provoca  tu ausencia.

Y alcanzar tu figura,

hacerla mía. 

Desandar  el antes,

dar un enorme salto,

sobre el sufrimiento sin remedio

y volver,

nuevamente,

al después ;

para ver tu rostro completo,

el de siempre,

acompañando la alegría.





Quizás la mirada cansada de otros

buscarán no pensar en ti,

o desearan deshacerte muchas veces,

poco a poco,

de las caricias de tus calles

y disolverte en el viento del olvido;

ellos son los que te maldicen y te ofenden .




FERMIN CHUECO, Enero del   2011