sábado, 14 de marzo de 2015

Capitulo II : El abuelo


Capitulo II : El abuelo





Los siete hijos de Frasco llevaban más de dos horas en la sala de espera de la vieja y minúscula estación de Villa don Blasco. El tren espreso procedente de Madrid con dirección a Cordoba traía más de una hora de retraso y estaba haciendo su entrada por la via uno. Un largo soplido de advertencia, producido por el maquinista y el traqueteo de la maquinaria del espreso, confirmaba la llegada del tren del abuelo.
Frasco, mi abuelo por parte de madre, venía en ese tren; regresaba a casa después de pasar 7 años en diferentes prisiones del país. Había sido condenado, por un tribunal militar de Franco,a 10 años y un día de cárcel, acusado de sedición y rebelión contra su levantamiento fascista.

A pesar de que el tren no se acababa de detenerse  del todo, y a pesar  del aspecto que presentaba el abuelo Frasco: cabeza rapada, cara delgada y pálida adolorida… sus  siete hijos lo descubrieron a través de los sucios ventanales del vagón.
Al detenerse definitivamente la locomotora; los vagones del espreso  emitieron un trac-trac que hicieron tambalear  a los pasajeros  que estaban asomados en las semi abierta ventanas.
El estado físico  del abuelo Frasco,   era de extrema debilidad,  apenas si podía caminar; de los 80 quilogramos que pesaba antes de ingresar en las prisiones franquistas, ahora  apenas si llegaba  a los 40. Por lo que  bajar del tren le iba a resultar tarea difícil. 
Tambaleante se dirigió  hacia la puerta de salida  más próxima.  Sus delgadas piernas casi no resistían los ciento ochenta centímetros de su estatura ósea.Como pudo consiguió llegar hasta la plataforma de la antepuerta. Lanzó su mugriento atillo al arcén para liberar sus lánguidas manos y así poder sujetarse en el pasamanos de la puerta del tren , ya que se le hacía tarea  difícil descender del alto escalón con las manos  ocupadas.
    No fue necesario que el abuelo Frasco realizara ese enorme esfuerzo; el corpulento chache Ramón, su hijo mayor, lo abrazó y lo volteó como a un niño pequeño hasta posarlo en el único asiento que existía  en el  arcén de la estación. El abuelo Frasco, en señal de agradecimiento, solo pudo pasar sus delgados dedos por los ensortijados cabellos de su hijo.
 
    Enseguida, el abuelo Frasco,  se vio rodeado de sus siete hijos y de la abuela Lola, su compañera querida. Besos y más besos, abrazos y mas abrazos, lagrimas y mas lagrimas, para borrar ocho años de sufrimientos y ausencia.

 Los siete hijos, con las manos extendidas, se retiraron al unisono para dejar paso a la abuela Lola. Una explosión de  gritos y besos mantuvo unidos un prolongado tiempo al matrimonio. –Lola no han podido con nosotros, no han podido –Le susurró al oido el abuelo Frasco a sus mujer.

  Los gritos de alegría de la familia del carbonero llamaron la atención de la pareja de guardia civiles que, con sus tricornios y sus enormes capas verdes,  permanecían atentos a todo los que sucedía dentro y fuera de la vetusta estación ferroviaria. 
     La pareja de guardias civiles se acercaron con paso firme hacia donde estaban mi abuelo Frasco y sus siete hijos.- ¿ Que sucede aquí?,¿Que es todo este alboroto? -preguntó el cabo.
Mi abuelo Frasco, sacando fuerzas de flaqueza, se abrió paso entre sus hijos y con voz calma le respondió al cabo: -Me llamo Frascuelo Garcia ,y acabo de llegar en este tren procedente de Toledo,donde me acaban de dar la libertad condicional.
El cabo de la guardia civil, aparentando más autoridad de la que le pertocaba, le exigió a mi abuelo que le enseñará la documentación que certificaba su libertad. El abuelo Frasco sacó de un sobre color sepia, un documento  rosa salmón, con el membrete de la dirección general de prisiones, donde se podía leer que:
 “Frascuelo Garcia del Valle, ha sido puesto en libertad condicional, hasta que el alto tribunal pertinente revise la causa por la que el reo fue condenado.
Y para que conste y a petición de cualquier autoridad Firmo el presente salvo conducto en
Toledo, 14 de Abril de 1946
El Capitan General de la I Región Militar

El garabato de la firma ocupaba  más espacio que el escrito, por lo que el cabo de la guardia civil, que ya era conocedor de  ese tipo de documento, se lo devolvió al abuelo Frasco, no sin antes soltarle la coletilla-amenaza: “Ándese con cuidado, para que no tengamos que ir a buscarlo antes de la hora”. El abuelo Frasco, ya de vuelta de tantas amenazas y humillaciones sufridas en sus largos años de cautiverio, reaccionó como tenía  que hacerlo y de la forma  menos humillante para él, estaba obligado a evitar que el cabo de la  guardia civil le estropeara el reencuentro con su numerosa familia. –Como usted recomiende señor guardia- le contestó sin mirarle a los ojos.     


martes, 10 de marzo de 2015

SERRA MARINA

Poema a una serra


Desde esta latitud de Gramenet,
con la soledad del viento agarrada a los párpados,
aquí  sucedió el parto antiguo de la vida.
Aquí, el silencio  mira frente a la mar.
Ahí abajo está el polvo, con su hocico voraz y su gran estatura .
Aquí. Aquí, están las piedras con su infancia detenida
y sus rostros de niños sin zapatos.
Aquí está la puerta de las verdes primaveras.
Aquí, jamás se desaparece la luz roja del crepúsculo,
ni los  sollozos de las aves.
Aquí,  también llega la noche;
cuando allí abajo las lámparas parpadean.
Aquí, todo es arena y caminos anchos de luz,
donde los caballos galopaban hasta el otro lado;
en ese tiempo desgarrado del hombre,

Aquí, desde Enero a Diciembre el tiempo está detenido,
solo se palpa el viento norte de los océanos
y los olores del amado sur;
de las naranjas y de las manzanas.
También llegan los recuerdos  de este país;
de marineros, arrieros, campesinos y mineros,
de manos anchas y corajes de tormenta.
Aquí, con las lluvias, la montaña van gimiendo un poco de agua
¡ venid a verla convertida en ríos
y a acariciar el crujir de los cielos
y a mirar los lutos de allí abajo!.

Aquí las numerosas  leyendas y los relámpagos,
te transportan a un País con huertos y viñedos.
Con fragante olor a miel de monte y algarrobos.
A ginesta, a tomillo y romero y a nieve.
Pero, a lo que yo canto es a una montaña,
donde se refugian la desesperación, la angustia, el terror
y todos los demás miedos inútiles;
que habitan en el corazón de los vivientes.

Aquí, están sepultadas  las búsquedas  de todos los soñadores,
de aquellos que morían soñando  sueños  eternos;
de pastos, remansos  y lluvias.
Aquí, está el tiempo detenido en el recuerdo .


Fermín Chueco Artero, Enero del 2015

EMIGRACIÓN LOPERANA A CATALUNYA (DESDE 1950 HASTA NUESTROS DIAS)

EMIGRACIÓN LOPERANA A CATALUNYA
(DESDE 1950 HASTA NUESTROS DIAS)
PROLOGO

Buscando por todos los rincones, escritos y verbales, una frase, una cita, que definiera fielmente el pasado y el futuro de Lopera. Y he aquí lo que encontramos:
“Lopera es un pueblo del presente. Tierra de costumbres que mira al futuro con esperanza. Atrás quedan los años del éxodo, la emigración salvaje que dejaba al pueblo en visperas del olvido. Recuerdos de la infancia nos traen las casas vacias, los viejos rostros con las sienes encanecidas deambulando calle debajo de vuelta a ninguna parte. Eso ha terminado. Por fin los loperan@s han comprendido que no resulta imprescindible marcharse lejos para prosperar, que el motoro del progreso está en sus propias gentes, en esas personas que donde han ido han dejado su huella de su saber ser y su saber hacer”.
Andrés Romero Rubio y Aurelio J. Ortiz Palomo
( De las VI Jornadas sobre historia de Lopera)

Estos sencillos apuntes históricos no hubieran sido posible escribirlos si el viejo SEAT Ochocientos Cincuenta de Luís “el Picaor” no nos hubiera transportado, a mi hermano Antonio y a un servidor, a la frontera de la emigración, a Santa Coloma de Gramenet un siete de Julio del año 1969 .
Durante el largo trayecto, solo de ida, a través de las carreteras bacheadas y de pueblos desolados de la Mancha, la Guardia Civil caminera nos escoltaba, hombro con hombro, en los principales cruces manchegos, conquenses, valencianos....,indicándonos, con las puntas de sus tricornios, la dirección de Eldorado catalán.
Treinta y siete años después, un poco avergonzado de no haber regresado nunca por navidades a Lopera, hoy por fin vuelvo a mi pueblo y ante este sencillo pero noble auditorio, por donde pasaron los loperan@s más ilustres, quiero dejar –como ya ellos lo hicieron- un trocito de memoria escrita de la historia de nuestros emigrantes.
Para poder tener más información, en torno al tema de la emigración loperana, se ha repasado todos los libros publicados sobre las diversas Jornadas sobre la Historia de Lopera ,pero comprobamos que se han tocado un sinfín de cuestiones, sobre los hechos históricos acontecidos en Lopera, pero el de la emigración ha quedado un poco en el rincón del olvido. Es por ese motivo que deseamos rescatarlo, aunque sea de forma corta y sencilla, esperando que las siguientes páginas se conviertan en un pequeño legado dirigido a las futuras generaciones venideras.
Intentar explicar en estas breves páginas, escritas con urgencia y nocturnidad, cómo les fue, allende de Lopera, a los que “sobraban” en los años más difíciles del pueblo, económica y políticamente hablando, no es tarea fácil ni cómoda, porque en cada línea que se escribe, como se darán cuenta, se mezclan los sentimientos subjetivos con la objetividad necesaria para tratar el tema de la emigración loperana.
Agradecer, una vez más, a Pedro Valenzuela, el que fuera alcalde de Lopera, a Martín Hidalgo por su empeño en que escribiera sobre la emigración, y todos aquellos que me animan a seguir siendo un militante loperano. Gracias también a todos aquellos que intentáis recuperar del olvido a tantísimos paisanos y paisanas de esa injusticia universal, y perenne, llamada emigración.
Estas páginas son el comienzo para describir la historia de un buen puñado de emigrantes loperanos. Debemos seguir ahondando, y denunciando, las causas por las cuales millones de hombres u mujeres deben abandonar sus pueblos y sus tierras para ser condenarlos a éxodos masivos e inciertos.
Gracias a todas y todos los que lleguéis a leer estas notas, si así fuera habremos conseguido el objetivo pretendido: Recuperar para la historia la existencia, antes ignorada, de la emigración loperana. Desde la convocatoria misma de estas XVlll Jornadas sobre la historia de Lopera, los emigrantes loperanos dejaran de ser ignorados y habrán recobrado un lugar, aunque pequeño, en las crónicas loperanas.
Santa Coloma de Gramenet,26 de Diciembre del 2007.

HOMENAJE
Quiero, con estos pequeños trazos históricos sobre la emigración loperana , realizar un pequeño homenaje a la amplia familia de mis abuelos maternos Francisco, el Tallero, y Catalina, ya que de los 10 hijos que alumbraron, a excepción de mi madre que emigramos en la década de los sesenta, todos ( Fermín, Ramón, Martín, Lorenza, Juan y el tío Siscu (Francisco), partieron hacia Barcelona allá por los años cincuenta, siendo una de las primeras familias loperanas que decidieron marcharse a
Catalunya.
Mis abuelos tuvieron que marcharse de su pueblo en aquellos años duros de la posguerra, por varios motivos: El primero, fue la situación de paro y hambruna de aquellos durísimos años 50. El segundo, fue la situación incomoda de mi abuelo Francisco, el Tallero, que después de la Guerra Civil de 1936 tuvo que padecer cárcel por defender el ideario republicano, imaginaros a mi abuelo en esos años tan difíciles y con una familia tan amplia arrastrarse ante las familias dominantes terratenientes de la época mendigando un jornal, cosa harto difícil conociendo el carácter rebelde de mi abuelo.
Bien, esas dos circunstancias fueron las que llevaron a la gran familia numerosa de mis abuelos maternos a abandonar su pueblo, el que fuera de todos sus antepasados, desde tiempos inmemorables, dejar su casa nueva del barrio del mismo nombre, para aterrizar en Barcelona y tener que cobijarse en una casa-chabola-barraca del barrio la Catalana, allí toda la familia tuvieron que convivir los primeros años, amontonados en un salón comedor, sin agua corriente ni lavabos. hasta que poco a poco fueron adquiriendo viviendas más dignas.

DISCULPAS
Este trabajo sobre la emigración loperana debió de ser más extenso y completo ya que el haber podido aportar el máximo de datos demográficos, relacionados con los emigrantes loperanos: Como el de saber el número aproximado de personas que emigraron en el periódo 1960-1980, por ser éstos años donde más gente partió. Conocer a qué lugares geográficos, mayoritariamente, marcharon los loperanos y las loperanas, los niveles económico y culturales alcanzados, etc.
Por todo ello, por no poder aportar todos esos datos pido disculpas, ya que mi preparación académica no está para “trotes”, creo sinceramente que ésta es una labor que deberá recaer en auténticos y experimentados historiadores.
No quisiera parecerme pesado cuando repito una y otra vez que estas paginas que se refieren a la emigración loperana, sobre todo a esa emigración que se tuvo que marchar con lo puesto porque no tenía más, no tiene más que una pretensión, y es la de , basándome e inspirándome en mi entorno familiar, reseñar una época concreta, un tema, la emigración , que tanta relevancia ha tenido para nuestro pueblo, nuestra Andalucía y
COMO LES FUE A LA EMIGRACION LOPERANA EN CATALUNYA
Ante todo pido disculpas a todos los emigrantes loperanos que tuvieron que partir hacia Catalunya, o/u otras latitudes del Estado Español o al extranjero, si al leer este documento se sintieran ofendidos cuando hago refencia a que nuestros inicios, al llegar a nuestros nuevos destinos, no fueron nada fáciles, bellos ni idílicos, ya que desconocemos sus realidades ecepcionales.
Con este pedazo de historia solo se pretende explicar la realidad que nos encontramos la mayoría de emigrantes, no solo de Lopera, al llegar Catalunya, la cual solo la conocíamos porque un familiar o amigo nos escribía cuatro letras eufóricas diciéndonos, parafraseando una película de la época: “Vente pa Barcelona Pepe”. Esa realidad era la de que teníamos que trabajar más de doce horas diarias, en la obra o en la fábrica, incluso sacrificábamos el periodo vacacional porque conseguíamos unos dineros extras. Y que nuestros ahorros era el gozo en un pozo ya que se nos iba en pagar la vivienda, pues aunque muchas familias disponían de sus casas, cerradas, en el pueblo, aquí en la inmigración era como si empezaramos de nuevo, eran un borrón y comenzar de nuevo .
¿Queréis que os hable que ha sido de la vida de ellos? : Nuestros padres y abuelos murieron tal como se fueron de aquí pobres, pero con el pensamiento puesto en su pueblo, no podía ser de otra forma, no tenían más que sus manos y su Lopera.
De los que nos fuimos niños y jóvenes la suerte ha sido diversa: Conozco a médicos,ATS, arquitectos , economistas, pintores, artistas, pequeños empresarios,...... pero sobre todo muchos obreros y muchos autónomos especializados.
Me gustaria, de forma vanidosa, explicaros como algunos loperanos emigrantes de la segunda o tercera generación hemos “triunfado” en Catalunya, gracias, sobre todo, al esfuerzo y sacrificio de nuestros padres y abuelos que fueron los que realmente lo pasaron bastante mal cuando llegaron a lugares tan lejanos de su tierra, pero sería una ofensa a aquellos otros loperanos que , por diversos motivos, no tuvieron tanta suerte, si así se le puede llamar a que no vieron rencompensado tanto esfuerzo inutil fuera de su pueblo y de sus familias
BENEFICIARIOS DE LA INMIGRACION ANDALUZA
La llegada de miles de inmigrantes andaluces, y de otras autonomías del Estado Español, beneficio y enrqueció a no pocas familias de la pequeña, mediana y gran burguesia catalanas, local y de los que residían en Barcelona . Este enriquecimiento viene dado ante la gran demanda de vivienda, ésta era tan grande que muchos propietarios de tierras agricolas, ante el constante y galopante aumento del valor del suelo, no dudaron en vender sus terrenos y conseguir con ello pingÜes beneficios.
Muchos propietarios de solares negociaban con los constructores que a cambio de construir les dieran una vivienda y un local comercial, esto trajo consigo la aparicion del un gran comercio: Alimentación, electrodomesticos, ferreteria, materiales de construcción,etc,etc.

¿QUÉ APORTARON LOS EMIGRANTES EN CATALUNYA?
Los inmigrantes andaluces no solo aportaron a Catalunya mano de obra barata y sin profesionalizar, éstos , sin lugar a ninguna duda, contribuyeron a la modernización de la sociedad catalana, por medio de un flujo migratorio, escaso numéricamente pero importante desde el punto de vista cualitativo (profesores universitarios, profesionales liberales, activistas políticos, etc.).
INTEGRACIÓN DE LOS EMIGRANTES LOPERANOS EN CATALUNYA
Santa Coloma, en la década de los sesenta, ya era un reducto andaluz y se decía de ella que era la novena provincia andaluza. Hoy, al margen del problema de los nuevos inmigrantes extranjeros, se puede decir que se sigue sintiendo andaluza pero también se siente la vez catalana, ya que no se han producido, ni se producen, grandes conflictos de integración en la lengua y en la cultura catalana.
Hay que advertí que cuando se habla de integración partimos de la idea de que la lengua, la cultura, costumbres, etc., de los emigrantes loperan@s eran bastantes diferentes a la que imperaba en los países y autonomías que los acogían.
Seguramente que el proceso de integración de los emigrantes loperan@s en las diferentes autonomías que los acogieron fue desigual, como desconozco el nivel de integración de los loperan@s en Euskadi, Madrid, Valencia, etc.,etc., intentaré exponer el proceso de integración de la mayoría de andaluces en Catalunya, proceso que hay que advertí que sigue abierto, que avanza y retrocede depende del color político que domine en el parlamento de Madrid. Por la tanto este proceso abarca desde la llegada de los primeros inmigrantes a Catalunya, por los años 1950, hasta nuestros días.
Hay que empezar diciendo que los catalanes, defensores acérrimos de su lengua y su cultura, defienden públicamente que las gentes, sea cual fuere su origen, no deben perder nunca sus raíces, además, sostienen muchos de ellos que la llegada masiva de tantos miles de inmigrantes andaluces y de otras comunidades del Estado Español, en las décadas cincuenta-sesenta y setenta del siglo pasado, es unas de las páginas más grande de la historia de la Catalunya Moderna. La aportación de todos ellos a la economía, el conocimiento, la política, etc., es tan enorme que algún día alguien lo tendrá que cualificar.
Dicen muchos amigos catalanes que ellos tuvieron que aprender a ser catalanes con los catalanes y andaluces con los andaluces, eso es cierto, yo nunca vi ni observé que un catalán obligara a hablar en su idioma a ningún andaluz, castellano, manchego, etc., otra cosa son las conversaciones de taberna, donde se chulea por chulear de lo que te dije o me dejaste de decir.
Muchos andaluces y catalanes progresistas, ya en la clandestinidad bajo el régimen de Franco, pensábamos que la integración de los inmigrantes en la lengua y la cultura catalana no se daría nunca si antes estos no tenían una vivienda y un trabajo dignos, así como una buena escolarización y una sanidad decente, ya que cuando llegamos nos la negaron. De ahí que de la izquierda progresista de la época- también lo apoyaba la derecha democrática de Pujol- saliese un eslogan muy significativo que aún hoy perdura: “Es catalan el que vive y trabaja Catalunya”, (después se añadió la coletilla ”y tenga deseo de serlo”) . Y para que eso se diera los inmigrantes tenían que vivir en Catalunya de forma digna y humana.
Hoy podemos decir que los andaluces nos vamos integrando en Catalunya, aunque siempre habrá la excepción que rompa la regla, porque nos ganó su paisaje a fuerza de convivir en él. Los que pudieron comprar su casas, tuvieron hijos nacidos en Catalunya, su futuro hoy es catalán porque tienen más raíces allí que en su tierra de nacimiento.
ALGUNOS LOPERANOS EN SANTA COLOMA
De la relación de loperanos que se mencionan hubiera sido interesante haber podido aportar una relación completa con toda la información de : Edad, profesión, nivel de estudios, número de familiares que conviven en la misma vivienda, etc., pero al no ser posible ello, por diversos motivos, hemos tenido que echar mano al boca oreja, a la Web de Antonio Pantoja, para poder identificar, a través de la antiquísima tradición loperana de los motes y apodos, a un buen puñado de paisanos.
Pedir disculpas nuevamente y comprensión a todas aquellas personas y familiares aludidos, advirtiéndoles de que se hacen uso de ellos sin ningún tipo de tono peyorativo, sino que tienen el único significado que siempre les dio la costumbre loperana.
Ani Vallejos, Beni la Bacalao, Beni la chota, Rafael choto, los de cabecicas, los pelitos, Diego Valor, los grillos, Juani la chuleta, los durillos, los de German- el que cobraba los muertos- el fatiga, los follollos, los chiqueros- hijos de Fermin el guñolero- los galloyos, los jarillos, los lobicos, los ponqueros, los de Elcano,los talleros ( mis padres, mis hermanos y un servidor),los churripis (Diego, Manuela, Antonio), Juana la Churripa, nono cucheres, los valeros, nicolas el carpintero, la hija del peón caminero, los pinos y pinas, la garrote, carasantos,la cebolla,el picaor, el macho, matarratas, la de los bueyes, el chico los reloges, los momos, el pinche, el linero, los sabroche,, los del moreno, los pifanios, la manchega-aun vive y pasa los 93 años-,los pimpanitos, los patojos, los faustinos, los rufinos, muerto vivos, Benito el canelo, - el de carlos de las pipas-, la cuca, la pioja,......
He aquí una pequeña muestra de los emigrantes loperanos que residen o residieron durante décadas en Santa Coloma, advirtiendo que algunos de esos apodos aglutinan , al menos, cinco o más familiares. Hoy en día a casi todos los mencionados se nos ha “rebautizado” con el cariñoso nombre de “ Los Lopera”.
LOPERA HOY
Hoy, gracias a la Democracia y a la Libertad, la situación económica de Lopera y de otros pueblos y ciudades andaluzas se va encaminando muy positivamente:
Como símbolo de lo que os digo ahí tenéis la incipiente industria loperana
del mueble, Ellos y muchos mas loperanos y loperanas que se resistieron a
coger el camino de la emigración son los que hoy tienen establecidas sus
fábricas y sus talleres en el polígono industrial.
También han aparecido, con una fuerza imparable los Jóvenes Agricultores que siendo conscientes del VALOR DE FUTURO de nuestros olivos supieron modernizarse para hacerlos más productivos . Hoy solo nos falta, y me consta que se está haciendo esfuerzos en ese camino, darle una buena comercialización para conseguir mejores mercados y mejores precios de venta.
Quisiera dirigirme a aquellos jóvenes loperanas y loperanos que han conseguido
licenciarse en la Universidad y animarlos a que encuentren salidas profesionales en este competitivo mercado global, que, y aunque parezca una contradicción a que se les anime a buscar trabajo fuera de su pueblo, quisiera decirles que a diferencia de los emigrantes de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, que por apenas si saber leer y escribir tuvimos que realizar los peores trabajos de peonaje en obras y fábricas, a cambio de míseros salarios . Vosotros, he aquí la diferencia, estáis bien preparados y por lo tanto las condiciones laborables serán radicalmente diferentes.

LA HISTORIA SE REPITE
Dicen muchos sociólogos e historiadores que, continuamente, la historia y los procesos se repiten, nos estamos refiriendo a al actual drama de los éxodos migratorios, provenientes de casi todos los continentes, pero que las noticias mas dramáticas provienen del Sur . Ese Sur nuestro que se ha corrido, geográficamente, hacia abajo. Esperemos que todo ese drama, de muertes e incomprensiones, se supere tan positivamente como el proceso loperano.

FERMIN CHUECO ARTERO
Emigrante loperano a Santa Coloma de Gramenet (Catalunya).
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La pelea

El abuelo
Capitulo primero: La pelea





Aquel día, 20 de Noviembre de 1959, volvía a casa con el ojo rojo-morado. Eran las consecuencias de la pelea en el patio de la escuela con Vicente,el hijo de doña Pilar. Y en el largo trayecto que separaba mi casa de la escuela,para evitar preguntas de las personas con las que me cruzaba, fui disimulando mi moratón de ojo con la bufanda que recien me hizo la abuela Lola.
Conseguido el primer objetivo de evitar las preguntas embarazosas de vecinos y amigos sobre mi anomalía ocular, me quedaba la inevitable obligación de dar las explicaciones correspondientes en la casa familiar. Para tejer una coartada creible y así evitar las serias reprimendas de Caty,mi madre, tenía solo 20 minutos, los que separaban  la puerta de la escuela hasta el barrio de las casas nuevas donde viviamos mis padres y abuelos maternos.

Caty, mi madre, me había repetido hasta la saciedad que evitara las peleas en la escuela, pero sobre todo hacía hincapie de que jamás lo hiciera con los hijos de los señoritos del pueblo. Y siempre me sentenciaba -: Nunca te pelees con nadie, pero con los señoritingos menos; porque pueden cabrearse y tomar represalias con tu padre negándole el jornal en la viña.

Lo tenía muy mal para engañar a mi madre, inevitablemente acabaría contándole la verdad. Por otro lado si Vicente,el hijo de doña Pilar, les iba con el cuento de que Fernando,el nieto del carbonero, había sido el que le había partido el labio y desmontado dos dientes, de nada serviría mis cuentos de despiste.
Me quedaba un centenar de metros para llegar a casa, la cabeza me iba a estallar y aún no había encontrado la respuesta que me salvara de algo más que de una reprimenda. ¿De que me servia ser el primero de la clase si no era capaz de salir de este atolladero?. Mil veces mil me arrepentí de haber caído en la provocación del señoritingo Vicente, el hijo de doña Pilar. Debí girar la  cabeza cuando me llamó rojo de mierda delante de los demás compañeros de clase.  ¿Porqué diantres no supe mandarlo a tomar aire fresco, en lugar de golpearle con el puño cerrado en la boca primero y en su barriga gorda después? .

Mientras doblaba la ultima esquina, antes de coger la acera  del barrio de las casas nuevas camino de mi casa, todavía seguía sin explicarme el porqué Vicente, el hijo de doña Pilar me había llamaba rojo de mierda aquel 20 de Noviembre. Decenas de veces nos habíamos intercambiado insultos, sobre todo cuando no aceptábamos perder en los juegos que practicábamos en el patio de la escuela y nos acusábamos de realizar  trampas ; todo acababa dándonos algún que otro empujón  y marchando cada uno por otro sitio, pero jamás llegábamos a las manos.

A Caty, mi madre, alguna vecina ya le debió advertí de que su hijo Fernandito regresaba de la escuela con un ojo amoratado, ya que llevaba rato esperándome en el quicio de la puerta de nuestra casa.

Mientras mi madre retiraba de mi  ojo inflamado la bufanda que me regaló la abuela Lola, para observar el alcance real de la herida que me provocó Vicente, el hijo de doña Pilar, ella murmullaba miles de palabras con los labios cerrados, que me era imposible descifrar, pero que en mi imaginación sabía lo que podían significar.

Cuando Caty, mi madre, analizó la herida y dedujo que no perdería mi ojo derecho, enseguida comprendí que llegaba el momento de la verdad: Tendría que decirle quien me había puesto el ojo a la virulé y los motivos por los cuales llevaba cinco peleas en cinco días .     
Aguanté el primer interrogatorio de mi madre sin decir ni mu durante tres eternos  minutos , porque sabía que en cuanto dijera que la pelea había sido contra Vicente, el hijo de doña Pilar, y que además le había roto el labio y dos dientes; los gritos de mi madre se escucharían en el cerro de San Cristobal .

  Caty,mi madre, como no conseguía hacerme hablar y yo mantenía la cabeza gacha como si observara las punteras de mis sandalias, enderezó de forma brusca mi cuello, al instante que clavó sus ojos en el mío sano y me amenazó - :¡ O me  dices quien te ha hecho este chichón en el ojo, o te encierro en el cuarto de las ratas una semana!.
El cuarto de las ratas o era la habitación abuhardillada donde iban a parar todos los trastos viejos que mi padre se negaba quemar para las fiestas de las candelaria. Mis otros tres hermanos y yo jamás habíamos traspasado su puerta de entrada, Debido a que por las noches se escuchaban ruidos muy raros. Mi abuelo Frasco decía  -creo que para asustarnos cuando no le hacíamos caso-, que allí arriba en la habitación de los trastos estaban los espíritus de nuestros antepasados. Y siempre nos decía que si éramos malos niños esos espíritus bajarían y nos llevarían con ellos.

Con el miedo  metido en el cuerpo, por la amenaza de mi madre de encerrarme en el cuarto de las ratas, al que yo le tenía pánico, no tuve más remedio que  empezar a balbucear alguna palabra. Comencé a decirle que la herida del ojo me la hice con  una  rama rota  de la moreda que hay en el patio de la escuela, cuando corríamos al derredor de ella. –¡Mentira!- , me gritaba madre. –O me dices la verdad o te llevo para arriba y, encima, te aumento el castigo: Haré trizas  la pelota del futbol.

No podía resistir más, o le contaba la verdad; o mi madre me seguiría aumentando el número de castigos.

-Madre te contaré la verdad si me quitas todos los castigos ¿vale?-le rogué  -.- Quiero que sepas que  esta mañana he peleado en el patio de la escuela con Vicente, el hijo de doña Pilar;  porque me llamó rojo delante de todos los niños, y era la quinta vez que me lo llamaba. Y no solo eso madre, sino que también  vociferó que el abuelo Frasco estuvo en la cárcel por rojo y que si no lo mataron fue porque su abuelo, don Eduardo, como era falangista le salvó la vida. Por eso me he liado a puñetazos con él, Y quiero que sepas que le partí el labio y le he echado abajo un par de dientes. Y si no te he dicho antes la verdad es porque sé que mi acción no traerá nada bueno para padre, ni tampoco para el abuelo Frasco. Perdóname madre, te prometo que no lo volveré a pelearme con nadie, nunca más, y menos con Vicente el hijo de doña Pilar. –-Todo eso le confesé a mi madre entre gemidos y lagrimones que se me filtraban por las fisuras de los labios.

Mi madre, en contra de  lo que yo esperaba, dejó de mirarme como a un niño malo y me abrazó fuertemente. Reposó, fuertemente, mi cabeza en su pecho, lo que me permitió oir los latidos de su corazón; limpios y más rápidos de lo normal. Sonaban como los míos; cuando finalizaba la apuesta con  mi amigo Pedrin, por  ver quien llegaba antes al portal de la casa de Fernando, que vivía al final de la calle.

Mi madre no pronunció ninguna palabra; ni para levantarme los castigos puestos ,ni para recriminarme que  le hubiera roto  la boca a Vicente, el hijo de doña Pilar. Se puso triste, demasiado, y solo pude escuchar a medias las siguientes palabras: Esta gentuza ..¿cuando nos dejaran en paz ¿.


Desconcertado por el cambio de actitud de mi madre, me adentré al fondo de largo patio de la casa, donde estaba la higuera .  Me senté en el columpio de soga que nuestro padre nos hizo a los  tres hermanos y el cual pendía de una des sus ramas interiores. Y mientras me balanceaba fuertemente, hasta casi hacer llegar las puntas de mis sandalias al copo de la higuera, fui olvidando, poco a poco, mi pelea en el patio de la escuela  con Vicente, el hijo de doña Pilar.

Continuará........