Fe BOGAZ VEGA nacio en Febrero de 1950, y es la mayor de cuatro hermanas. Y desde muy pronto empezó a tener conciencia de que la realidad en que estaba sumergida nada tenía que ver con la España victoriosa de Franco.Ella, desde muy joven, nunca admitió aquella verdad deformada,por ello se rebeló hasta consegir salir de la caverna de la ignorancia . Enseguida comprobó in situ que habiendo nacido y crecido en el bando vencedor, geográficamente, en Las Arribes fronterizas de Castilla y Portugal, en un pueblin llamado: Ahigal de los Aceiteros, municipio de la provincia de Salamanca, en la comunidad autónoma de Castilla y León,que se integra dentro de la comarca de Vitigudino y la subcomarca de El Abadengo. Su término municipal está formado por un solo núcleo de población, ocupa una superficie total de 27,93 km² y según los datos demográficos recogidos en el padrón municipal elaborado por el INE en el año 2017, cuenta con una población de 126 habitantes. Parte de su territorio se sitúa dentro del Parque natural de Arribes del Duero, un espacio natural protegido de gran valor ambiental y turístico.
Esa victoria fascista para nada ayudó a los campesinos pobres,todo lo contrario, había acentuado la miseria centenaria que padecía su pueblo .Una tierra donde los sublevados franquistas se nutrió de nobles campesinos,para parar el avance rojo-masón, bajo la excusa de que si vencian éstos les arrebatarían sus tierras. .
Y, un día de Mayo 1965,recien cumplidos los 15 años, decidió marchar de su olvidado pueblo , en busca de la verdad próspera y auténtica. Esa verdad, que según se la describió en las cartas desde Barcelona, su amiga Elisa, se escondía detrás de un desconocido Muro . Pero Fe tuvo la mala suerte de equivocarse del camino correcto que habría de llevarle a atravesar el auténtico Muro. Porque acabó encontrándose en Madrid fregando suelos, en un colegio monjil exclusivo de ĺas hijas de los franquistas vencedores.
Pero su amiga Elisa le seguía animando, desde Barcelona, que huyera de esa ratonera y cogiera el primer tren que le podía llevar a traspasar el auténtico Muro,que allí se encontraría con otras mujeres, mucho más humanas y solidarias que las Carmelitas. Fe, después de mandar a tomar viento a las religiosas inquisidoras, se dirigió caminando hacia la vieja estación de Atocha. Subió al viejo tren y enseguida quedó dormida. Se despertó sobresaltada al escuchar, a través de los nesgruscos altavoces de la Estación de Francia:¡ Estación Barcelona!. Allí la estaba esperando su amiga Elisa.Se abrazaron largamente mientras les brotaban de sus ojos auténticas lágrimas de sinceridad.
Mientras ambas caminaban hacia el Arc del Trionf barcelonés , fueron relatando sus vivencias; desde que se separaron hace ahora un año exacto en aquel pequeño pueblo arribeño.Subieron al SC, autobús que les llevaría a Santa Coloma, lugar desde donde intentarían, las dos juntas, atravesar el Muro que les llevaría a intentar conquistar la libertad. Pero Elisa no cesaba de advertirle a Fe que ese camino no sería nada fácil, todo lo contrario, sería difícil y doloroso. Fe le devolvió una sonrisa tranquilizadora a Eva, recordándole que el futuro que se avecinaba no podía ser peor que el vivido en las Arribes.
Y así empezó a a trabajar en el servicio domestico. Un trabajo semiesclavo que le obligaba a estar disponible las 24 horas del día al servicio de los "señores" de turno. La explotación a la que eran sometidas las chicas migrantes en el servicio domestico solía atenuarse cuando la mayoria de ellas coincidian en las quedadas de la Font de Canaletas, lugar emblematico de la Ramblas barcelonesas. Allí se hacían amistades y se intercambiaban informacion de casas que necesitaban chicas del servicio domestico.