jueves, 27 de octubre de 2016

SIETE, SIETE AÑOS PASARON DEL CASO PRETORIA

   
Gramenet andaba entonces contaminada por la tensión polÍtica-especulativa del resto del país y esto debía considerarse como un presagio de que algo grave iba a suceder en la Plaça la Vila.
Era de dominio público que el alcalde de la ciudad, socialista, estaba cada vez más acosado por los vecinos y vecinas más contestatarios y, también, por el juez Garzón.
Algunos funcionarios de la casa municipal no conocían todos los detalles pero entre ellos corría en secreto todas las graves tropelías especulativas hechas y por hacer por el alcalde y que estaban todas fuera de la legalidad.
La tensión se podía tocar con las manos, incluso en la cafetería el Xocala, situada en el exterior del edificio, en la parte oeste de la plaza, ya que era habitual que hasta allí se acercaran los funcionarios en su hora de desayuno.
Solo un tiempo después, de que el alcalde y varios de sus concejales fueran detenidos por el juez Garzón, se supo que los servicios secretos de la guardia civil se habían infiltrado dentro de las dependencias municipales ; para así recopilar las pruebas condenatorias de todo el tramado especulativo llevado por el gobierno municipal de los socialistas que lideraba el Bartu
La acción llevada aquel día por la guardia civil la había autorizado, a regañadientes, las más altas autoridades de la judicatura, porque para ellos los actos jurídicos del juez Garzón eran imprevisibles, no fuera a ser que llegará demasiado lejos en su auto en el caso Pretoria, al saberse que entre los encausados se hallaban personas muy allegadas al que fuera presidente de la Generalitat. No obstante no tenían más remedio que dar el visto bueno a toda la operación diseñada por el famoso juez ;ya que la trama delictiva diseñada por el alcalde socialista y sus cómplices -exaltos cargos convergentes y socialistas- era de enormes dimensiones.
La operación Pretoria fue una acción coordinada por el juez Garzón y con la colaboración sigilosa de la guardia civil, que debía empezar al amanecer de aquel día con la orden de penetrar en el Ayuntamiento y llevar a cabo la detención de los encausados , así como el registro exhaustivo de sus despachos y computadoras.
La noticia de la detención del alcalde y de sus colaboradores comenzó a expandirse por el resto de los barrios de la ciudad, lo que trajo consigo un enorme trasiego de personas hacia la plaza de la Vila.Y es que casi nadie quería perderse los detalles de cómo la guardia civil sacaba enmanillados de sus despachos al alcalde y demás compinches.

Pero...siempre existe un pero; han pasado siete años y todos los encausados siguen en la calle.


¿

No es de verguenza?