Mi madre me enseñó a caminar con la canción El tatuaje, por
ello mi padre siempre les decía a sus amigos que él jamás se
tatuaria por nada del mundo,porque ni era rubio y odiaba la vida
errática de los marineros. - Cosas de celos- le respondían.
Hoy
daría la vida por sentir cantar nuevamente a la Lola, mi madre, esa
canción y muchas otras de los años 60 del siglo pasado, que solía
tararear mientras, en la pila de cemento, restregaba el jabón casero
sobre los pantalones de mi padre, que estaban tiesos del salitre.
Entre canción y canción
solía contar historias de la guerra, de la postguerra, de 1945, año
del hambre. Ese año lo tenía grabado en su memoria y no había
forma de que lo olvidara. Y es que hacia nada que había acabado la
guerra del 39,apenas si la cartilla de racionamiento aportaba comida
para toda la familia del abuelo, 8 hijos. Y,encima, ese año no
llovió, no hubo siega de trigo ni de garbanzos, la trama del olivo
se secó por falta de precipitaciones y como consecuencia ese
invierno no hubo recolección de aceitunas. La maldición completa :
Se perdió la guerra y encima muertos de hambre. Y esa maldita hambre
del 45 hacía que mi madre se acordará un montón de las lentejas
con gusanos que Negrin, el presidente del gobierno republicano,
repartía en todos los pueblos donde gobernaba.
Cuando
me hice mayor, y culto, y empecé a leer a Miguel Hernández,
comprendí a la perfección del hambre que mi madre relataba.
LA
NANA DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada
y pobre.
Escarcha
de tus días
y
de mis noches.
Hambre
y cebolla,
hielo
negro y escarcha
grande
y redonda.
En
la cuna del hambre
mi
niño estaba.
Con
sangre de cebolla
se
amamantaba.
Pero
tu sangre,
escarchaba
de azúcar,
cebolla
y hambre.(...)
Estos
días, del año 202O, si el gobierno más progresista no lo evita, está aterrizando otro año del hambre. Los datos que nos llega desde
la Xarxa Solidaria de Gramenet es aterradora: Desde que se inició la
Pandemia del covid-19, cientos de personas que no son atendidas por
Caritas, ni por los servicios sociales de l´Ajuntament solicitan
auxilio alimentario para sus familias.
Contaba
mi madre que mucha gente enfermaba y moria a causa de la hambruna: -
A las personas se les hinchaba las piernas como consecuencia de
comer solo cardos borriqueros y otras hierbas silvestres -contaba
tristemente.
El
hambre que se avecina no será generalizada, posiblemente solo la
sufran un tanto por ciento todavía no evaluable. Ésta no llegará
a los más ricos, a ellos nunca les faltará de nada. Así que
deberemos estar atentos a las llamadas de solidaridad, porque solo el
pueblo salvará al pueblo.
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