jueves, 14 de mayo de 2020

EL HAMBRE QUE NO CESA



Mi madre me enseñó a caminar con la canción El tatuaje, por ello mi padre siempre les decía a sus amigos que él jamás se tatuaria por nada del mundo,porque ni era rubio y odiaba la vida errática de los marineros. - Cosas de celos- le respondían.
Hoy daría la vida por sentir cantar nuevamente a la Lola, mi madre, esa canción y muchas otras de los años 60 del siglo pasado, que solía tararear mientras, en la pila de cemento, restregaba el jabón casero sobre los pantalones de mi padre, que estaban tiesos del salitre.
Entre canción y canción solía contar historias de la guerra, de la postguerra, de 1945,  año del hambre. Ese año lo tenía grabado en su memoria y no había forma de que lo olvidara. Y es que hacia nada que había acabado la guerra del 39,apenas si la cartilla de racionamiento aportaba comida para toda la familia del abuelo, 8 hijos. Y,encima, ese año no llovió, no hubo siega de trigo ni de garbanzos, la trama del olivo se secó por falta de precipitaciones y como consecuencia ese invierno no hubo recolección de aceitunas. La maldición completa : Se perdió la guerra y encima muertos de hambre. Y esa maldita hambre del 45 hacía que mi madre se acordará un montón de las lentejas con gusanos que Negrin, el presidente del gobierno republicano, repartía en todos los pueblos donde gobernaba.
Cuando me hice mayor, y culto, y empecé a leer a Miguel Hernández, comprendí a la perfección del hambre que mi madre relataba.
LA NANA DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.


En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.(...)
Estos días, del año 202O, si el gobierno más progresista no lo evita, está aterrizando otro año del hambre. Los datos que nos llega desde la Xarxa Solidaria de Gramenet es aterradora: Desde que se inició la Pandemia del covid-19, cientos de personas que no son atendidas por Caritas, ni por los servicios sociales de l´Ajuntament solicitan auxilio alimentario para sus familias.
Contaba mi madre que mucha gente enfermaba y moria a causa de la hambruna: - A las personas se les hinchaba las piernas como consecuencia de comer solo cardos borriqueros y otras hierbas silvestres -contaba tristemente.
El hambre que se avecina no será generalizada, posiblemente solo la sufran un tanto por ciento todavía no evaluable. Ésta no llegará a los más ricos, a ellos nunca les faltará de nada. Así que deberemos estar atentos a las llamadas de solidaridad, porque solo el pueblo salvará al pueblo.

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