viernes, 31 de julio de 2015

oda al hijo


Se marcharon las canciones bellas


de la infancia lejana

y ahora solo quedan  recuerdos;

uno detrás del otro.



Es la hora de volar,

Hijo.

¡Salta y vuela,
 como el viento;
 que no necesitas zapatos,
 ni camisa.


¡Vuela pájaro suelto¡
 que a tu rumbo y alegría
no le sujeten  bridas .

¡Vuela y vuela!
y no le digas tu senda a la muerte,
mejor estírate en su alma 
y légale tu esperanza;
de futuros calientes y empecinados.

Al que te pregunte;
muéstrale tu mochila de sueños
y hasta que no  gastes el último:
Suelta  anclas y navega, 
libre,
 mar adentro,
 hasta  llegar a tu puerto.


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