jueves, 30 de julio de 2015

LOLA

LECTURA PARA EL VERANO
(LOLA)
La puerta gris, comida por el sol de Julio y que daba a la calle sin asfaltar, estaba entre abierta. Los rayos de sol alumbraban ténuamente el sencillo salón comedor. Este estaba  amueblado con una gastada mesa cuadrada y cuatro sillas con culos de anea. En el rincón más fresco de la estancia, debajo del hueco de la escalera que comunicaba con el piso superior, había unas cantareras que soportaban dos cántaros que resudaban agua fresca. Al fondo, con las puerta abiertas de par en par, estaba la habitación matrimonial; amueblada con una sencilla cama recién barnizada y un armario cómoda con cuatro pisos de cajones . Era todo el ajuar que Lola había podido reunir para su matrimonio con Perico.

Lola era una mujer joven, que no aparentaba más de veinte y cinco años, de mediana estatura, nada delgada, con bonitos ojos azules, pelo negro rizado y sobresalientes senos. Su cara morena estaba salpicada de graciosas pecas y una sonrisa peremne. Aquel día llevaba puesto como vestimenta una alegre camisa de lunares rojos sin tirantes, que hacía juego con la falda lisa azul marino que le llegaba hasta debajo de las rodillas . Las zapatillas que calzaba, las de estar por casa, eran de tela,y azules como la falda.

Lola se había casado con Perico, el amor de su vida y con el que se había comprometido compartir las penas y las alegrías hasta que la muerte los separara. Perico era un campesino pobre, más que ella todavía, pero que debido a su fama de trabajador no le faltaría un jornal durante todo el año. El noviazgo de Lola y Perico duró lo que duraban los noviazgos de aquella época; más de diez años. Pero aquel invierno de 1950 fue buena la cosecha de la aceituna y por fin pudieron ahorrar las necesarias pesetas para poder costearse el traje de novios y el pequeño ajuar, y así obtener el permiso de las respectivas familias y poder fijar la fecha de boda para el 27 de Agosto de 1951 , al igual que hacían todas las parejas del pueblo, que era cuando se celebraban los festejos de San Agustín, patrón de villa.

Lola tuvo que aplazar varias veces la boda con Perico. Primero fue la mala cosecha del año 1948, debido a que la lluvia no fue nada esplendida durante la primavera, cuando el olivo comienza a echar la retama. Y, como consecuencia, la cosecha de aquel año fue bastante escasa, que apenas si daba para los gastos corrientes de la familia. La segunda, se debió a la muerte trágica e inesperada de Fernando, su hermano mayor , en 1949, que no pudo superar una grave operación de estómago en el hospital de San Pablo de Barcelona. Y por el que se tuvo que guardad el obligado año de luto familiar.
Cuando por fin Lola pudo celebrar su boda aquel caluroso mes de Agosto,se sintió la mujer más dichosa del mundo. Por fin podía compartir su vida con el amor de siempre, hasta entonces debió cuidar de la casa paterna y de seis hermanos, menores que ella.
 Y era tanta su alegría que a pesar de los casi cuarenta grados centígrados que marcaba el termómetro de la farmacia de Don Aurelio, Lola no sentía apenas calor, todo lo contrario, se sentía lozana y fresca como las rosas rojas que ella mimaba en el patio de la casa. No podía ser de otra manera, a partir de aquel 27 de Agosto estaba dispuesta a cumplir todas las promesas de futuro que se confesaron cada tarde, desde cuando inició el noviazgo con Perico, sin apenas haber cumplido trece años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario