viernes, 31 de julio de 2015

Lecturas de verano. LA BROMA (y 4)






LECTURAS DE VERANO

LA BROMA (y 4)







Serían las 10 de la mañana cuando el coche de policía salía de la comisaria con dirección a los juzgados. Fernando era conducido a declarar ante el juez . Se encontraba muy agotado y tenía grandes esperanzas de que se esclareciera todo el oscuro embrollo en el que se encontraba envuelto. Habían transcurrido ya tres interminables días, y sus correspondientes noches, desde que una antigua compañera de partido le acusara de acoso sexual. Tenía ganas de declarar y esclarecer, de una vez por todas, toda la verdad de la pesadilla que estaba viviendo.

-Nombre y apellidos    - preguntó el secretario del juzgado.
-Fernando Cortada Alcala    -respondió el interrogado
-¿Profesión? - técnico en ventas    -  repuso Fernando.

Una vez finalizado el protocolo de tomar declaración al detenido, el oficial judicial se dirigió al despacho del juez para hacerle entrega de la carpeta de color verde que contenía los datos de Fernando.

Un hombre de mediana edad,con cabellera rizada y de movimiento lento salía del despacho del fondo. Debe ser el Juez -pensó Fernando, por lo que vigiló su expresión atentamente. Le parecía que el juez era uno de esos hombres que estaban rejuveneciendo los viejos juzgados franquistas, los que él había pisado en alguna ocasión. Solo con mirarle Fernando sabía que ese hombre no era de los que se apresuraban en tomar decisiones,ni se ponían nerviosos ante los casos que cada día debía sortear. También observó que el juez debía ser bastante competente, a pesar de su apariencia tranquila.

El juez observó a Fernando y no encontró ninguna señal de agresividad en su rostro.

-Vamos a retirar la acusación que pesa contra usted -le espetó de forma sorprendente el responsable del Juzgado.

Un opresivo sobresalto  saludó a Fernando y el aire le  parecía que estaba helado. Parpadeó  y echó una mirada a sus tres acompañantes - el abogado, su exposa y el inseparable amigo Marcelo- en busca de alguna explicación
El silencio no duró mucho, sin embargo. El juez se aclaro la garganta y les dijo a todos:   
_Es el caso más extraño que me ha tocado dilucidar en mucho tiempo - le confesó el juez a Fernando-

-Y no es que no se produzcan pocos casos de acoso sexual en estos tiempos, todo lo contrario, -se sinceró el juez- pero su caso no hay por donde cogerlo , creo que detrás de esta grave acusación, a la que le quieren implicar, hay algo más que no acabo de explicarme y que , espero,usted pueda ayudarme a resolver.

-¿ Qué razón ha sido  le que ha llevado a su ex compañera a denunciarle de forma tan grave? -Le preguntó el juez a Fernando.


-Bueno , me voy a tomar con calma el contestarle - repuso Fernando. Y éste sacó unos papeles de su bolsillo donde tenía anotado su versión de los hechos.  


El juez se fijó en las manos temblorosas de Fernando, cuando éste intentaba leer la declaración que él mismo había escrito a mano, durante la última noche que permaneció detenido en los calabozos de la comisaría.

-A principios del año 2005 - empezó a relatar Fernando- preocupado
por los temas ecológicos de la ciudad , y arrastrado por la amistad de juventud de uno de los instigadores de esta absurda denuncia, entré a formar parte de la asociación “Salvemos a la Gente”.

-Dicha asociación - continuó Fernando- estaba muy poco extendida entre los ciudadanos y el número de sus militantes no llegaba a la decena, pero a mi me impresionó sus formas democráticas de debatir hasta la más mínima decisión, así como la buena camaradería reinante en el seno de la asociación. Todo ello y, unido, la necesidad de dar respuestas rápidas a las agresiones ecológicas que la ciudad estaba sufriendo por los gobernantes municipales, enseguida comencé a realizar proselitismo entre los viejos compañeros desencantados , y que fueron valientes luchadores en contra la dictadura, sobre la necesidad de organizarse en Salvemos a la Gente, para intentar que las inmobiliarias no cementaran más los pocos espacios verdes que le quedaba a la ciudad.


-Enseguida fue tomando cuerpo la asociación - proseguía Fernando, por lo que no paraba de ensancharse sus filas, con todas aquellas gentes que tenían un denominador común; luchar por salvar la ciudad de las garras de los especuladores.

El juez,que no perdía ningún detalle de lo que le estaba relatando Fernando, le realizó una pregunta básica:


-¿Usted creyó,con sinceridad, en esas personas, las que después le han acusado de un delito tan repudiado como es el acoso sexual ?


-Señor Juez,respondió sin dudar Fernando, no solo creía en su honestidad sino que dispuse parte de mi patrimonio para la organización, con el único objetivo de que esas bonitas ideas llegaran a todos los rincones de la sociedad.

El juez quedó impresionado de la forma tan rotunda con que Fernando le respondió,por lo que le solicitó que continuara el relato. Fernando volvió a retomar las cuartillas que sujetaba entre las manos y continuó explicando su versión del porqué los excompañeros habían llegado tan lejos en su cobarde venganza:

-Durante el tiempo que tardó la organización en consolidarse, la amistad había resaltado por encima de los pequeños problemas que puede padecer cualquier colectivo. Después de cada pequeña victoria,conseguida en contra el corrupto partido gobernante, los cada vez más numerosos militantes de Salvemos a la Gente lo celebraban en pequeñas fiestas culinárias, que casi siempre se celebraba en casa de algún militante. Si acaso recibíamos un revés; donde los especuladores conseguían salirse con la suya, nunca nos veníamos abajo y enseguida nos dábamos apoyo mútuo para seguir unidos en la lucha.

-Señor Fernando, le interrumpió el juez, su relato es muy interesante y le prometo que si usted me hace entrega de una copia lo leeré con gran satisfacción, pero me gustaría que me explicará el final de la historia;desde cuando sus excompañeros deciden interponer en los juzgados una denuncia contra usted, de la gravedad del acoso sexual, máxime si la autora de dicha denuncia parece ser que era una de las feministas más radicales de su organización.

-De acuerdo señor Juez, le apoyó Fernando, iré al grano: Ellos, el núcleo duro de la organización, ante la magnitud de simpatía que estaba tomando la organización, y con mucho recelo de perder el control que ejercían sobre la misma, deciden reunirse periódicamente al margen de los responsables del colectivo. En esas reuniones clandestinas deciden aprobar la estrategia a llevar en el seno de la organización,traicionando así el espíritu transparente y democrático que hasta ese momento los había hecho famosos entre la población.


-¿ Tan importante era el pastel a repartir para que esos señores actuaran tal como lo han hecho?- Le preguntó el Juez a Fernando.

-Verá señoría -le respondió tranquilamente Fernando, no se trataba si el pastel a repartir era grande o pequeño, eso era secundario, de lo que tenían miedo esa minoría era de perder el control de su “juguete”, y para que ello no sucediera se habían reunido aparte del colectivo para intentar imponer unos candidatos de su cuerda que encabezarán la lista electoral para el gobierno municipal, ya que las encuestas le auguraban buenos resultados .


Fernando, a sabiendas de que el Juez ya le había eximido de la responsabilidad penal, de la acusación tan grave como es el de abusar o acosar sexualmente de una mujer, quería demostrar, con su explicación de los echos, que a veces el ansia de poseer el poder lleva a las personas, las que tu creías honradas y honestas, a cometer las fechorías y las patrañas más inconcebibles para el ser humano.


-Señor Juez,prosiguió Fernando, estos señores que han inventado esta criminal acusación contra mi persona solo pretenden desprestigiar a las personas que venimos manteniendo, desde hace décadas, una postura de lucha y de coherencia ética,sin importarles el daño irreparable que pueda causar sus falsas acusaciones..


El juez sonrió de forma disimulada al escuchar la rotundidad con que Fernando defendía su inocencia.
  
-Le creo ....y por ello he decidido archivar las acusaciones contra usted. Ahora dependerá de usted si decide, o no, prender acciones legales contra sus "excompañeros" por falso testimonio y faseldad en la acusación.-Dijo el juez mientras entregaba al oficial funcionario la orden de libertad Fernando y archivo del caso.

 Fernando, despues de dar las gracias a su amigo y abogado Cristobal Manzanero, se abrazó a su exposa y a la vez que le murmuraba: Lo pagarán,mi amor  , lo pagaran esos canallas.

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