(Estas
letras son una síntesis de un largo articulo publicado hoy por el
profesor ALFONSO
DURÁN PICH)
Aunque
comentaristas, tertulianos, portavoces gubernamentales, instituciones
paraoficiales, altos funcionarios y otras especies similares nos
hayan contado que “todo
iba bien”,
hemos de asumir que no es
cierto. No es que mintieran necesariamente (algunos sí), es que no
sabían más. La mediocridad tradicionalmente ocupa los rangos más
altos de la escala social.
El
Covid-19 no pilló a todo el mundo por sorpresa. Parece que los
orígenes están muy claros, sin entrar en juegos conspiratorios. En
Wuhan hay uno de los principales laboratorios donde se experimenta
con este tipo de virus. En ese laboratorio, como ha recordado el
virólogo Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina por su
descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana, el virus
probablemente surgió de forma natural, no por ningún tipo de
manipulación. También ha señalado que este tipo de laboratorio
cuenta con financiación internacional, incluida la de Estados
Unidos.
El
caso de España es dramático, ya que centralizó la respuesta en un
ministerio de Sanidad sin competencias, ya que este capítulo llevaba
muchos años traspasado a las Comunidades Autónomas, que sí
contaban con medios y experiencia. Unos funcionarios nombrados a dedo
tomaron decisiones sobre temas que ignoraban. El simple hecho de
crear un comité “bélico” (con
tres militares entre los cinco miembros) para informar diariamente
sobre la marcha de la “contraofensiva”,
marcó el punto diferencial respecto al resto de países.
En
los casos de confinamientoduro(como
el del Estado español) cerca de cinco millones de personas están en
un tipo de prisión
preventiva (metafóricamente
hablando). O, para hacerlo más suave, en arresto
domiciliario. Y
esta situación (cuyo horizonte temporal cambia cada día) ha venido
provocada por actuar reactivamente y no preventivamente, por
improvisar, por no dar prioridad frente al virus a los profesionales
del sistema sanitario (pertrecha
bien a tus equipos antes de ponerlos a trabajar),
por asignar mal los recursos y organizarlos peor. No es solo que una
Catalunya independiente lo hubiera hecho mejor (como lo han hecho
Eslovenia, Islandia o Croacia, por el sabio principio de que “lo
pequeño es hermoso”),
sino que en el caso español, es imposible hacerlo peor.
Dicen
que la empatía es ponerse en el lugar del otro para comprenderlo
mejor. Una cosa es estar solo y otra sentirse solo. Y este último
sentimiento puede llevar a la depresión y al quebranto de nuestro
sistema inmunológico. El confinamiento tardío pero prolongado es un
sinsentido. Esto no lo resuelve el Prozac.La calle es la vida. Somos
animales sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario