Lecturas de Verano: Sexto Capitulo: El Joan

CAPITULO SEXTO : El Joan

Aquella tarde, después de explicarle  a Loren, su madre, lo sucedido con el padre de Caty, en el domicilio de éste de la Plaza Bonanova,  Joan  se dirigió hacia la escalera del comedor con la intención de encerrarse  en su habitación; y eso a pesar de los ruegos de la madre para que se quedara con ella hablando y sacara a fuera toda la rabia que le había inyectado el malvado  Jaime Arnau.

-Has de reponerte Joan y tomártelo con calma. La importante en tu vida debe ser Caty, y por ella debes seguir luchando -intentaba consolarlo su madre.
-No puedo evitarlo, mamá...
-¿Que no puedes evitarlo? ¡No seas débil hijo mio.
-Ahora te ruego que llames a Caty y le  des tu versión de todo el mal que ha intentado haceros su padre.

Joan no respondió a los ruegos de la madre, tan solo le lanzó una mirada de desconsuelo y de animal herido al instante que cerraba tras de sí la puerta de su habitación. 
No le dio tiempo a Joan de despojarse  la ropa, que llevaba puesta desde la mañana, y colocarse algo más cómodo, cuando sonó su teléfono. Lo cogió.
-¿Si? Hola Caty ¿Como estás? Ahora estoy muy cansado y aturdido. De acuerdo, te llamaré en cuanto mi cabeza me deje tranquilo.

El Joan siempre tuvo muy claro que escribía mejor que hablaba. Cuando quería decir a alguien algo importante siempre lo intentaba plasmar en una cuartilla. Dominaba la letra mejor que la palabra, al menos así creía él,  por lo que una vez se acomodó en su habitación empezó a escribir en los folios que estaban encima de la mesa, colocada debajo del ventanal, desde donde podía observar-y sentir- todo lo que sucedía en Santako. 
Se sentó en plácido sillón giratorio y empezó a escribir la carta de despedida a Caty.

Querida Caty:

Nunca pensé escribir esta carta;  al menos no para ti...

Cuando pasan los años y creces, tristemente debes sacrificar cosas, sueños, ideas, planes... familia, trabajo, amor y amigos...

Cuando encuentras esa persona a la que quieres tanto, a la que escogiste como tu compañera, los sueños son otros, y otros son los planes, proyectos, y que te alegras de compartirlos...

Cuando la madurez te obliga a pensar diferente, a pisar tierra y dejar atrás maravillosos momentos,porque  tu vida se ha visto marcada por terceros y ya no sientes la confianza de imaginar cómo piensa tu compañera, porque la conoces, y  porque con ella compartiste cosas que solo tú sabías...Entonces caes en la cuenta de que la has perdido,también has perdido parte de ti, de tu vida y muy probablemente de la mejor parte.

Gracias por el regalo más hermoso que me hiciste  sentir: el cariño y descubrir que el amor existe

No quiero ser una influencia negativa en tu vida y sé que sin desearlo lo soy. Siempre te he considerado como una persona muy especial y he buscado hacerte feliz, pero me he dado cuenta de que  puedo darte todo lo que esperas de mí, pero no puedo evitar el daño que también te puedo producir . 
Valoro el esfuerzo que has realizado para demostrarme que me amas, pero lo que más nos conviene en este momento es alejarnos y esperar tiempos mejores. Tus padres serían infelices con mi presencia y esa infelicidad sería traspasada  a ti irremediablemente, por lo que ese mundo feliz que te prometí se convertiría en un insoportable infierno.  

 Caty; no me malinterpretes por favor, somos personas adultas y lo que quiero es que alcancemos la felicidad tú y yo, aunque para eso tengamos que tomar nuestros propios caminos lejos el uno del otro.
Siempre tuyo 
Joan

Joan cogió la carta y la metió en un sobre blanco. Solo escribió el nombre de Caty y la dirección donde vivia con sus padres, omitiendo el nombre del remitente, para evitar así que alguien evitara el destino final de la carta.

  Se levantó del escritorio y se dirigió hacia la terraza común de la casa, que se hallaba al fondo del pasillo. Quería respira el aire fresco que le llegaba cada tarde de la mar de Badalona. Quería demostrarse así mismo que, a pesar de todo,  seguía vivo