jueves, 3 de septiembre de 2015

Lecturas de Verano, CAPITULO 5: Jaime ARNAU


CAPITULO 6: Jaume Arnau



Faltaban todavía algunos  minutos para las diez  de la mañana de aquel sábado  y el Joán ya  se encontraba pulsando el video portero de la vivienda señorial que los Arnau-Puigcarbó tenían en la Plaza Bonanova.  Había dado órdenes expresas aquella mañana el señor Jaime Arnau, al servicio doméstico, que antes de abrir la puerta le consultaran a él y a su esposa el permiso expreso para acceder a la vivienda, sea quien fuera el visitante. Y eso fue lo que hizo Clara, la señora del servicio, al visualizar por la pequeña pantalla en color  del video portero; que estaba instalado en un frontal de la cocina de la vivienda residencial de los Arnau-Puigcarbó,    por lo que la empleada corrió enseguida hacia el amplio salón comedor, donde Jaime Arnau y su esposa se encontraban sentados en los confortables sillones sofás , hojeando por encima  revistas de economía y del corazón, para comunicarles que una persona joven solicitaba permiso para acceder a la vivienda.
Jaime Arnau dio el visto bueno a Clara para que Joan pudiera entrar. También le recordó  a su esposa, una vez más, que los dejara solo con el amiguito de nena-que era la forma amable que tenía para referirse a su hija menor ; ya que él sería el que tendría  la iniciativa para la importante charla con el mort de gana y nuevo capricho de su hija Caty. La esposa le respondió con la mirada, solicitándole que no fuera brusco.
El Joan, de forma amable,  dio los buenos días a Clara en el instante que ésta entreabrió la puerta principal del piso superior .-Sígame señor -le solicito a Joan la veterana empleada de los Arnau-Puigcarbó . Clara guió al joven visitante por  largos y anchos pasillos de la casa, atravesando media docena de puertas cerradas, y en la que al pasar por una de ellas le hizo sonreir interiormente, porque en la parte superior de su puerta había un atractivo cartel de madera con el nombre de Caty. Al final del pasillo había una gran puerta mixta de madera de nogal y grandes banderas vitrales de color rojo y azul celeste , similares a las que había visto en los laterales superiores  de la Iglesia Mayor de Santako . Clara le rogó al Joan que se detuviera, instantes después la empleada abrió la puerta del salón comedor y anunció con media voz la presencia del señor Joan Fernández, amigo de Caty. El señor Jaime Arnau meneó la cabeza  hacia abajo, en señal de aprobación, y dio el visto bueno a Clara para que lo hiciese pasar. La empleada, una vez que el Joan ya estaba dentro del salón comedor, salió de él y cerró la puerta de forma sigilosa.
Jaime Arnau, que apenas si conocía el aspecto físico de Joan, tan solo lo había visualizado, de forma furtiva, en un par de fotos  del smarphone de su hija, ya que esta lo dejaba por cualquier parte de la vivienda. Pero lo que menos le preocupaba del pretendiente de su hija era su físico, pesaba mucho  más su procedencia –Joan era hijo de emigrantes castellanos andaluces- y a dónde vivía; una ciudad del extrarradio de Barcelona, Santako, de la que solo le llegaban noticias negativas por su conflictividad social y porque su último alcalde salió  del Ayuntamiento enmanillado por la guardia civil, en una operación anticorrupción.  Por lo que se resistía a mirarlo frontalmente.
-Tome asiento  -casi le ordenó Jaime Arnau al Joan- sin tan siquiera ofrecerle, protocolariamente, la mano de bienvenida.
El  Joan , que ya había sido advertido por Caty  de las posibles reacciones negativas de su padre, ni tan siquiera tuvo en cuenta ese primer desaire del señor Jaime Arnau, por lo que  tomó asiento, de forma sonriente,  en una silla de madera tapizada con una clásica tela azul y estampada con dibujos también clásicos.     
-Señor Juan Fernández;  no sé  si lo habrá advertido mi hija, pero quiero recordarle que soy un hombre   de negocios práctico, al que no le gusta perder el tiempo, por lo tanto quiero ir directamente al grano con usted.-Les espetó de directo sopetón.
-Señor Jaime Arnau; permítame que le haga una pequeña rectificación,  cuando usted ha pronunciado mi  nombre; me llamo Joan y no Juan como usted me ha nombrado, al menos así lo indica mi documento de identidad. –Intenta  Joan la primera defensa.
Jaime Arnau frunció el ceño ante la inesperada respuesta de Joan. -Está bien señor Joan , como usted prefiera – es lo que pudo responderle.


-Usted y yo sabemos por lo que estamos hoy aquí, que no es otro que el tema de las relaciones de usted con mi hija-Intenta Jaime Arnau retomar la iniciativa. Y creo que deberíamos darle una solución rápida y beneficiosa para ambos. Creo –continuó-que las relaciones de usted con Caty solo nos ha acarreado muchos quebraderos de cabeza. Como usted sabrá; ni mi esposa ni yo las aprobamos, es decir,  no estamos de acuerdo con que continúen, por lo que le solicito que me pida una cantidad económica, la que usted vea más apropiada, para zanjar definitivamente este asunto –le lanzó a la cara a Joan, sin tan siquiera mirarlo, Jaime Arnau, mientras sacaba un talonario bancario de uno de los  bolsillo interiores de su americana.      



2 comentarios:

  1. Los capitulos son muy cortos Lopera, haz algo para remediarlo, y tambien una critica, son predecibles, asi que usa tu imaginacion y inventiva que yo se que la tienes....venga Lopera piensa piensa....a no ser que tenga base de historia basada en hechos reales....
    Manel

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  2. Los capitulos son muy cortos Lopera, haz algo para remediarlo, y tambien una critica, son predecibles, asi que usa tu imaginacion y inventiva que yo se que la tienes....venga Lopera piensa piensa....a no ser que tenga base de historia basada en hechos reales....
    Manel

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