(Cuento para después de Navidad)
-Año nuevo, vida nueva - me decía esta
mañana el amigo Marc mientras tomábamos un cafelito en unos de los bares chinos
de la Rambla Sant Sebatiá.
-Sabes - afirmaba todo convencido-he decidido, por fin , a mis sesenta años , reintegrarme al mundo de
la filosofía. ¡Basta de historias y de cuentos; estoy hasta allí de la
demagogia . Quiero ser lo que siempre
quise : Escritor y no maestro de la
retórica. Recuperaré todo el tiempo libre que me dejé en las discusiones y en
las peleas de bandos. Me importa un pepino el aplauso de los demás. Debo
aprender el verdadero camino de la vejez decente.
- Ostras Marc, ¿no te habrás
aprendido de memoria las teorías
Cinceronianas del Stefan Zweig?- le intento tranquilizar-. Éste siempre le echa
la culpa a los demás.
-Ando cansado Lopera y creo que
ya va siendo hora de abrazar la vida contemplativa. Necesito poner orden en mi
vida, lo he pospuesto demasiadas veces. –
se sincera.
Marc levanta, por fin, la vista
del velador donde reposan nuestras tazas y
me mira fijamente. Pretende que yo le dé la conformidad a su nueva hoja
de ruta. Necesita mi aprobación para iniciar una nueva vida en éste nuevo año
que recién comienza.
-La verdad es que me dejas un poco descolocado, amigo Marc. Te he visto
siempre tan seguro de ti mismo que se me
hace difícil tu nuevo estado anímico. -intento recuperarme de su petición.
-Te voy a ser sincero Lopera,
antes de acudir a ti estuve repasando mentalmente a todas las personas,
camaradas o compañeros de viaje, para elegir la más idónea para poder
confesarle mi nueva situación y tengo que confesarte que fui descartándolas una
por una, hasta llegar aquí. Tú no me traicionaste nunca. –se
sinceró nuevamente , con lagrimas en los ojos.
-Pero…. un tipo como tú; ciudadano
del mundo que defendió mil Repúblicas, que estuviste dispuesto a dar tu vida
por ellas ¿Cómo puedes abrazar en este año 2018 la indeferencia?-Le provoco
para hacerle retroceder en su decisión.
-Sigo estando dispuesto a morir
por la República, Lopera, sin con mi muerte se puede restablecer. Mi único
deseo, antes de morir, era recuperarla, pero compruebo que el pueblo, ese tan
querido pueblo, aún no está preparado para salir de la caverna. Y yo estoy
demasiado cansado. Quiero saber que hay en ese mundo feliz de la nada .
En medio de la confusión, en la
que me ha situado Marc, me siento frágil para intentar darle un vuelco a su
decisión, la de abandonar nuestro mundo de compromiso para refugiarse en la
soledad. Sé que es tarea difícil hacerle
cambiar, Marc siempre fue muy tozudo cuando tomaba una postura. Por lo que opto
en cambiar de tema.
-¿Como te va la vida con la
camarada Julia? - le interrogo. -Como
siempre. Ni bien, ni mal, superando las cada vez menos crisis de pareja-Me
sonríe de forma cómplice.
Nos despedimos con un sincero y
largo abrazo y con el usual ¡Hasta pronto!,. Él se dirige hacia el barrio
latino, mientras yo camino hacia la Plaça La Vila en busca del bus.Y al
alcanzar la parada del B30, enfrente mismo de la salida del Metro, tropiezo
casualmente con Julia la pareja del amigo Marc.
-Que casualidad Julia, acabo de
estar tomando un café con tu marido. –Le suelto mientras nos saludamos con un
beso.
-¿ Y cómo lo has visto?. Hace
días que lo veo un poco depre - me confiesa
Julia.
-Un día de estos le diré a la compy
que os convide a unos calçots , que ella hace una salsa excelente y, entonces,
hablamos tranquilamente. ¡Cuídate Julia! .Marc es fuerte y lo superará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario