jueves, 26 de agosto de 2021

ANTONIO JIMÉNEZ, REBELDE HASTA EL FINAL

  



Antonio Jiménez se ha marchado acompañado de su inseparable gorra de Lenin. Él nunca me lo confesó pero estoy seguro que adoptó la gorra de Lenin porque por el líder ruso hubiera dado la vida,si hubiera sido necesario.

Antonio nació hace setenta años en el pueblo sevillano de La Rinconada .



La localidad se encuentra en la margen izquierda del río Guadalquivir .Su topónimo proviene del rincón que forma aquí dicho río. A lo largo del término municipal se encuentran varios núcleos de población correspondientes a concentraciones rurales, además de los perfectamente consolidados de La Rinconada-pueblo y San José de La Rinconada (barrio). Éstos son: El Gordillo, La Jarilla, Tarazona, Tarazonilla, Los Abetos, El Castellón, Los Labrados, Casavacas y El Toril.En total tiene una población de 39.000 habitantes.

Antonio , como cientos de miles de andaluces, se vio forzado a emigrar a tierras catalanas, era su primera lucha: Vencer el hambre y la miseria que imponían los terratenientes y los franquistas que gobernaban en su pueblo.

Sus inicios laborales en Catalunya no fueron nada fáciles, los escasos estudios primarios que traía solo le habría puertas en la construcción o de peón de fábrica.

Pero la rebeldía, las ansias de justicia y de libertad  que Antonio llevaba dentro recompensó con creces esa falta de títulos académicos.

Conocí a Antonio en la década de los setenta, detrás de las tapias del vetusto y desaparecido campo de fútbol de la Grama.Allí realizábamos asambleas clandestinas los obreros de la construcción y del metal,preparando huelgas y jornadas de lucha. Antonio Jiménez era de poca estatura,pero su inconfundible voz , con acento sevillano, se hacía sentir entre las decenas de  asambleístas. Después coincidimos en la organización de las CCOO local.Y a pesar de las diferencias políticas que nos separaban - él era del PSUC y yo del MCC- él siempre tenía  palabras bonitas para que no se rompiera la unidad y la amistad.

Antonio, igual que muchos jóvenes de aquella década de los setenta, también sufrió el desencanto del fracaso del régimen del 78. Y si es cierto que jamás tiró la toalla en las diferentes luchas ,muchas veces se quejaba de la traición de los dirigentes y de las múltiples divisiones que sufrió el PSUC.

Mi recuerdos últimos de Antonio Jiménez son las decenas de veces que hemos coincidido los lunes al sol ,en la Plaça  de la Vila , en las Asamblea de pensionistas de los lunes. También en  el metro ,marchando hacías la grandes manifestaciones del Procés català,y eso a pesar de su estado débil de salud.

Antonio se ha marchado demasiado pronto,pero que no quepa ningún tipo de duda de que su entrega a la emancipación de la clase trabajadora fue inmensa e incomparable. 

Salud camarada, márchate tranquilo que la lucha continúa.








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