jueves, 28 de junio de 2018

Cuadernos de verano

       EL CICLISTA

Ferran aún conserva la vieja bicicleta de carreras Orbea. Fue un  autoregalo que se hizo con los primeros ahorros que pudo reunir, después de realizar un sinfín de horas extras en la fábrica de televisores. En su momento aquella bicicleta  fue una herramienta revolucionaria para los corredores profesionales, al reunir dos coronas y ocho piñones en la rueda de atrás .Hoy,sin embargo, la adorable Orbea es un “”hierro” en el argot ciclista; debido a su elevado peso y a su anticuado cambio de marchas. Sobre todo si la comparamos con la moderna Cannondale de aluminio que también se

auto regaló hace unos años. Aún así Ferran conserva buenos recuerdos de las hazañas que llevó a cabo con su jubilada Orbea. Todavía le viene la sonrisa cuando en los años noventa ,del siglo pasado, le sacaba varios minutos al resto de ciclistas en la culminación del puerto de Romanya.¡Qué tiempos aquellos , cuando podía hacer cien km sin apenas padecer el sufrimiento  que hoy sufre con sólo pedalear veinticinco con su flamante Cannondale!.La metamorfosis a la baja la sufrió Ferran al cumplir los 60 años. Al comprobar en propias carnes que debía bajar el pistón competitivo, sobre todo con otros ciclistas mucho más jóvenes. Le costó adaptarse a su nueva situación de ciclista de paseo, pero era evidente que si no quería acabar odiando su deporte favorito debería realizar un cambio de mentalidad a la hora de subirse a la bicicleta. ¡Y cuánto se alegra de haberlo conseguido!. Ferran se echó el reto, cada vez que se vestía de ciclista, de no realizar recorridos de más de 25 km, y hacerlos por senderos donde predominara el paisaje de la bella naturaleza .Saludar con cortesía a otros ciclistas y  no competir contra ellos de ninguna de las maneras. La intención de Ferrán , en esta su nueva etapa de ciclo turista, es la de disfrutar del paisaje y descubrir los olores que le van regalando las plantas y árboles con las que se cruza.Hoy descubrió el olor a rastrojo y el que desprendían los hinojos cortados por la máquina de segar trigo. También su vista alcanzó visualizar cientos de lazos amarillos, que estaban entrelazados en las vallas que rodean los prados y las pinedas de la ruta elegida; la que enlaza,por el interior, Calonge y Palamós . Ferran enseguida ato cabos del significado de aquellos cientos de lazos amarillos : Solicitaban la libertad de los presos políticos que se atrevieron reivindicar una Catalunya libre e independiente. De vuelta a casa , por la Carretera de Romanya, volvió  a disfrutar del paisaje verde, proveniente de las centenarias encinas sureras que dio fama a toda la comarca comarca del Baix Emporda.

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