martes, 23 de febrero de 2016

CRONICA DEL 23 F, INTENTO DE GOLPE DE ESTADO




Aquella tarde del 23 F de 1981, a la misma hora que se iniciaban las clases del bachillerato nocturno en el Puig Castellar, el teniente coronel Tejero, cabecilla de los golpistas, lanzaba varios disparos hacia el techo del Parlamento y vociferaba aquella famosa frase: ¡¡¡¡ TODO EL MUNDO AL SUELO!!!!.. Viendo que la cosa se ponía fea los y las  profes del Insti  recomendaron cerrarlo.

Aquella maldita noche, y los días posteriores, los demócratas y los  militantes de izquierda lo pasamos bastante mal. No era miedo lo que teníamos, era la incertidumbre de que los partidos reformistas de la falsa ruptura del 78 no estuvieran a la altura de intentar parar, de forma organizada, el intento de  golpe de Estado.

 Como medidas de precaución y para evitar caer en manos de los fascistas, en caso de que hubiera triunfado el golpe, muchos militantes de la izquierda, principal objetivo de los golpistas, nos coordinamos aquella noche para planificar la táctica a seguir durante las horas siguientes: Se hablaba de exilio, de resguardar a los militantes mas conocidos, de huelga general, de salvense el que pueda, el de volver a organizarse en la clandestinidad para enfrentarse a los golpistas.  Ningún/a activista pudo pegar ojo durante toda aquella larga noche y madrugada.  El mensaje tranquilizador del Rey Juan Carlos, bien entrada la 1h de la noche, sirvió como mero calmante, la izquierda no las tuvo todas consigo hasta  los golpistas desalojaron el parlamento,  de aquella forma  comica por las ventanas del edificio.

El día siguiente del 23 F, casi amaneciendo, muchos sindicalistas nos concentramos en las puertas del sindicato  de CCOO, que entonces estaban en la calle Padilla de BCN, esperando y debatiendo las directrices a seguir. Los dirigentes  más PSUC solo sabían repetir que debíamos tener calma, mucha calma, que el rey tenía controlada la situación. Los más radicales solicitábamos una respuesta contundente contra los militares golpistas y contra los fascistas  civiles que lo apoyaron. Muchos dirigentes obreros no dejaron de recordar lo que había pasado en el Chile de Salvador Allende, que como consecuencia  de haber permitido impunidad a los fascistas de Patria y Libertad y  a los militares golpistas de Pinochet, la incipiente democracia popular fue duramente reprimida y asesinada, y aquí teníamos que evitar que sucediera lo mismo, por lo que había que salir a la callle y convocar una Huelga General.

Las horas y los días pasaron, el golpe se fue diluyendo en la televisión, como si de una pelicula de ficción se tratase. La izquierda reformista y parlamentaria respiró tranquila, sus privilegios seguirían como hasta entonces. La consigna era la de  alabar al rey por su papel normalizador, pero nada o casi nada se hablaría sobre la trama civil que apoyó el intento de golpe del 23 F.

La izquierda extraparlamentaria, que se hallaba débil y fragmentada, como consecuencia del desencanto que muchos y muchas activistas habían sufrido por la falsa ruptura democrática del 78, asístía atónita observando como el intento golpista no solo no era reprimido e investigado en profundidad, buscando a los verdaderos responsables del mismo, sino que andaba cabreada con las fuerzas reformistas parlamentarias( PSOE,PC,CDC,PNV) porque éstas estaban aceptando ataques a conquistas democraticas y a los derechos autonómicos de las nacionalidades historicas.

Podemos afirmar que las consecuencias del 23 F no fueron solamente aquellas superadas imagenes dantescas de un golpista con bigote y tricornio gritando, pistola en mano, ¡¡¡¡todo el mundo al suelo!!!!.

Las consecuencias de aquella trama golpista la hemos venido padeciendo desde entonces; a base de haber padecido una democracia a medias. Una democracia que no ha acabado de modernizar un  Estado y que si ha permitido, por contra,  tantísimos casos de corrupción, de unos y de otros.

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