martes, 2 de agosto de 2016

RECUERDOS DE LA NIÑEZ: LA ESCUELA DE LOPERA











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Los dos niños de la derecha, de la fila de arriba somos mi hermano Antonio y un servidor.

Muchos amigos y familiares se extrañan de mi devoto e incansable amor por Lopera,mi pueblo. Casi nunca consigo transmitir,al responder verbalmente, las razones de mi casi obsesión por los años fugaces que pasé en Lopera,ya que con catorce años lo abandoné para emigrar a Catalunya. Como consigo comunicarme con la prosa mejor que con el verbo,,aquí os dejo unos viejos recuerdos que ,creo, justifica de sobra mi amor por Lopera.  



TIEMPOS DE LA ESCUELA
….”Hablar de educación en Lopera suscita en nuestro recuerdo imágenes imborrables de la infancia, lapiceros, pizarras, juegos, libros, amistades,... y, cómo no, la sombra indeleble de nuestro querido maestro, unida en los últimos 70 años al gran edificio escolar, que el destino quiso ponernos en nuestro camino. Hablar de educación en Lopera es evocar instantáneas apegadas a los ladrillos de las paredes del viejo edificio, fotogramas de una película, que transcurre entre pupitres, recreos, maestros armados de paciencia (y en muchos casos de "palmetas" y mal genio), moreras, gorriones, chimeneas de leña y tantas otras pequeñas cosas almacenadas en el interior más entrañable de cada persona”. (Fragmento de José Luis Pantoja Vallejo, cronista de Lopera e historiador).
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Imágnes del patio de la escuela.1964








Siempre me gustó ir a la escuela. De niño perder un día de asistir a clase era como perder el ritmo, como si lo enseñado ese día, en mi ausencia, por D. Adolfo no lo  pudiese recuperar en el futuro. Sin embargo como todos los niños yunteros de Lopera, tuve que perder muchas clases. Sobre todo cuando llegaba Diciembre, época de inicio de la recolección de la aceituna. Eran muchos los días de ausencia a tu clase, ya que dependiendo de la buena o mala cosecha aceitunera, los niños pobres de Lopera perdían hasta un trimestre completo de aprender lo básico.
Cuando te reincorporabas a la escuela, Marzo o Abril, debías realizar un esfuerzo sobre humano para ponerte al mismo nivel de los pocos niños afortunados que no tenían necesidad de ir a recoger las aceitunas de los señoritos.
Guardo un buen recuerdo de mis compañeros de clase, a pesar de las diferencias de clase: El más aplicado Vicente Llorens y,al que mas le costaba aprender unir las letras, mi amigo y vecino de las “Casas Nuevas” Antonio Roca. Un buen recuerdo de mis compañeros de pupitre; Juan Antonio Mérida y Manolín López.
Los días oscuros de tormenta, acompañados de rayos y truenos, los profes-maestros, aprovechaban la coyuntura para meternos miedo y así mantener en la raya los cuarenta y picos alumnos revoltosos. También Pilar Bellido nos enseñaba la tradicional canción “Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva….”.
Uno de los momentos que esperaba con más impaciencia era la media hora del recreo: Allí, en el hermoso y amplio patio de la escuela, aprendimos juegos centenarios, provenientes desde tiempos inmemorables: Tirar el trompo, el pañuelito, el conchanfle (Empujar un pedazo de piedra plana, apoyado en una sola pierna, en un rectángulo cuadriculado, evitando que la piedra no se detenga sobre las rayas, para no ser penalizado. El omnipresente futbol; “desafíos” entre equipos de las clases de los más mayores (8,9 y 10 años), un montón de jugadores en un espacio pequeño.
El tiempo de las vacaciones escolares era inmensamente esperado por todos los niños loperanos; Como no había dinero para juguetes había que inventar y organizar todo tipo de juegos: Desde la fabricación de los inolvidables tiradores (tirachinas), utilizados principalmente, para la caza del gorrión y la de tumbar las moras y brevas, el hambre apretaba.
Otras de los juegos preferidos de los niños más traviesos era la participar en las guerrillas a pedradas, de un barrio contra otro; Muchos niños de mi generación todavía hoy conservan las cicatrices en sus cabezas y cejas, como consecuencia de las heridas guerrilleras.
Otro juego común de los niños de Lopera era "La Pita". Un juego un tanto arriesgado; ya que debías elevar desde el suelo, para después golpearla, un trozo pequeño de vara de olivo (la pita) con un "Marrio", mástil mas largo que la pita. Ganaba el que más lejos la impulsaba.El problema surgía cuando la pita,en su lazamiento, tropezaba con los vidrios de la ventana o en la cabeza del niño que se cruzaba. Hoy, este juego, está prácticamente casi olvidado.
Cuando vuelvo a Lopera,cosa que hago siempre que puedo, paso largos ratos observando los grandes ventanales de la bonita escuela y me detengo en cada aula por donde pasé, en la época de la niñez que comprenden los 5 a los 12 años.Recordando fugazmente algunos de aquellos lejanos momentos.
La clase de párvulos,de doña Catalina, a cambio de una perra gorda,nos hacia rascar sus sabañones de los pies.
EL primer curso ya pasabas a la clase de Don Manuel. Aquí ya debías empezar a escribir aquello de Mi mamá me mima mucho.
El segundo curso lo bautizaron con el nombre de "la clase del verdugo Don Juan". Muchos niños´de mi edad aún guardan "recuerdos " de los palmetazos que el mencionado Don Juan propinaba en las manos de los niños . El lema de "las letras con sangre entran" viene del método salvaje que utilizaba para enseñar el odiado maestro.
En tercero teníamos al bonachón de Don José. Unos de los pocos maestros que se le notaba amor por la enseñanza. 
El cuarto curso le llamaban el Purgatorio.Don Luis,un enjunto y fumador maestro,se encargaba de que los niños que no supieran leer y escribir correctamente, no pudieran pasar al ultimo curso de Don Adolfo. Los cuales eran enviados a sus casa y ya no tenían posibilidad de seguir escolarizados.
Don Adolfo, que era el ultimo maestro de la cadena-si después tus padres no podían permitirse el lujo de pagar el bachillerato privado- era un eficiente maestro con el que conseguías adquirir un buen nivel de ortografía y de algebra. La historia y el catecismo que se daba en la época era infumable,y él lo sabía.
La enseñanza en la escuela de Lopera,en aquellos largos años de la Dictadura, tenía un solo objetivo : Enseñar poco y mal a los niños pobres y volcarse con los hijos de los adictos al régimen. Tambien hubo sus ecepciones; bastantes hijos de jornaleros consiguieron llegar a la Universidad,más por méritos propios de auto aprendizaje,que no por las enseñanzas adquiridas.

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Estado actualde la escuela de Lopera
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En esta fotografía aparecen muchos hijos de las fuerzas vivas de la época: Del médico,del alcalde,del boticario, del veterinario...año 1966
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Don Adolfo,D. Luis y D. Jose
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El plantel de maestros loperanos de1963: D.Adolfo,D.Alfonso,D.José.D.Juan.
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Clase de D. Adolfo y alumnos de mi clase,yo no salgo; aquel año,1965, mis tíos me trajeron a estudiar a Barcelona.
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 En esta fotografía aparecen D. Adolfo,D.Juan,D.Luis, entre otros maestros de la epoca.
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Aula del segundo curso
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Galeria de la escuela adornada con flores en el mes de Mayo

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En la fotografía sobresale D.Juan, con su inseparable vara de castigo



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