martes, 1 de septiembre de 2015

Lecturas de verano, Capitulo 5:El Joan

Capitulo 5. EL JOAN
Aquella mañana, el Joan, como venía haciendo desde que dejó de jugar al futbol en el equipo local , solía realizar una hora de footing diaria en la ribera colomenca del río Besós. Le gustaba el paisaje verde que lo bordeaba y la brisa que subía por el río desde la playa. Ambos contrastes le golpeaban suavemente la vista y el olfato, dos sentidos vitales para él , ya que nunca soportó la ausencia de grandes zonas verdes en la ciudad y la excesiva contaminación, provocada por la masificación y los automóviles.
Mientras sus deportivas avanzaban rítmicamente sobre la larga vereda que se había formado en el cuidado césped del río, el Joán no dejaba darle vueltas a lo que Caty le había confesado por teléfono. Pensaba que ella se había precipitado al comunicarle a sus padres el inicio de su relación. Por dos motivos evidentes: Él no estaba totalmente seguro de que Caty fuera el amor de su vida y, porque de haberlo estado, ella debió ser más paciente y haber dejado suficiente margen de tiempo para que él hubiera podido demostrar a sus padres que no salía con la hija de una de las familias más ricas de Barcelona por su poderío económico, sino por que la amaba y, sobre todo, que estaba dispuesto a firmar cualquier documento en el que renunciaba a cualquier ayuda económica que viniese de ellos, quería dejar patente que se sentía capaz de ganar el suficiente dinero para vivir dignamente, tal como había vivido hasta ahora.
El Joán no era capaz de hilvanar la hoja de ruta a seguir con los padres de Caty. Se sentía cansado psicológicamente, más que por el esfuerzo de haber hecho 14 kilómetros en una hora. Y cuando ya creía tener la respuesta; la desechaba por radical y rupturista. Siempre le vencía el miedo de perder a Caty. Se estaba dando cuenta que ella lo habáa atrapado y que la ecuación a resolver tenía, obligatoriamente,dos soluciones: Demostrar, sinceramente, a los Arnau-Puigcarbo que no estaba con Caty por sus millones. Y convencer a Caty de que se hiciera fuerte para no desfallecer ante la presión familiar.
Una leve sonrisa le salía al Joán por las fisuras de los labios mientras se duchaba; estaba dispuesto, definitivamente, aceptar el reto que le habían lanzado los Arnau-Puigcarbo. Lucharía hasta la extenuación para conseguir a Caty y, también, para que su familia lo aceptara definitivamente.
Mientras Joán se pasaba el cepillo por su cabellera,   intentando alisarse un poco sus empavonados bucles, le solicitó a su madre,que se encontraba preparando el desayuno para ambos en la cocina,que solo le hiciera una tostada,en lugar de las dos de costumbre .
-Pero hijo ¿que te pasa?,¿te encuentras mal?- Le interrogó su madre con voz preocupada.

-Estoy perfecto mamá ,sucede que tengo un poco de prisa, a las diez en punto quiero estar en la Plaza Bonanova -le respondió de forma risueña.
-Pero ¿desde cuando han trasladado la facultad a esa plaza?-insistió su madre .
-Mamá voy a hacerle una visita al padre de Caty,al todo poderoso señor Jaime Arnau -le aclaró definitivamente.
Y entre sorbo del café con leche y bocado de tostada, el Joán le fue desgranando a su madre todo el plan que Caty y él había planeado para intentar hacerle ver al pater family que lo suyo iba en serio y que no era una aventura pasajera de verano. Era el primer asalto, cara a cara, que iba a mantener con una persona que lo rechazaba sin tan siquiera conocerlo a él. Quería intentar deshacer los absurdos perjuicios que pesaban sobre la conciencia del señor Arnau ,en contra del chicot pobre de Santako, ese desgraciat que quería robarle a su hija y  su inmenso patrimonio, largamente logrado.
Fanny, la madre de Joán, puso cara de sorpresa y de preocupación a la vez, al observar en el rostro de su hijo ese derroche de optimismo y seguridad. Por lo que ella no podía evitar darle continuos consejos, en el sentido de que fuera precavido y para que evitara cualquier tipo de enfrentamiento, verbal o físico, con este tipo de gente que se considera tan poderosa.
-La sangre no llegará al Besós mamá.Somos gente civilizada que pretende resolver un problema de forma positiva,- Intentaba tranquilizar Joán a su madre.
-Cuanto hubiera deseado que la familia de Caty fuese gente sencilla como nosotros, entonces este problema no existiría,- se lamentaba Fanny.
El Joan cogió la chaqueta azul marino que había estrenado cuando la boda de su hermana Alexandra, y que le hacia juego con la camisa azul cielo y la corbata roja que se había comprado el día anterior en los grandes almacenes de la Plaza Catalunya. Quería impresionar al señor Arnau desde un primer momento y para ello debía causar una buena impresión.

-Mamá, la suerte está echada,no hay posibilidad de marcha atrás, que sea lo que tenga que ser -le soltó Joán a su madre, mientras la abrazaba con cariño.


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