CAPITULO 6: Jaume Arnau
Faltaban todavía algunos minutos para las diez de la mañana de aquel sábado y el Joán ya
se encontraba pulsando el video portero de la vivienda señorial que los
Arnau-Puigcarbó tenían en la Plaza Bonanova.
Había dado órdenes expresas aquella mañana el señor Jaime Arnau, al
servicio doméstico, que antes de abrir la puerta le consultaran a él y a su esposa
el permiso expreso para acceder a la vivienda, sea quien fuera el visitante. Y
eso fue lo que hizo Clara, la señora del servicio, al visualizar por la pequeña
pantalla en color del video portero; que
estaba instalado en un frontal de la cocina de la vivienda residencial de los
Arnau-Puigcarbó, por lo que la
empleada corrió enseguida hacia el amplio salón comedor, donde Jaime Arnau y su
esposa se encontraban sentados en los confortables sillones sofás , hojeando
por encima revistas de economía y del
corazón, para comunicarles que una persona joven solicitaba permiso para
acceder a la vivienda.
Jaime Arnau dio el visto bueno a Clara para que Joan
pudiera entrar. También le recordó a su
esposa, una vez más, que los dejara solo con el amiguito de nena-que era la
forma amable que tenía para referirse a su hija menor ; ya que él sería el que
tendría la iniciativa para la importante
charla con el mort de gana y nuevo
capricho de su hija Caty. La esposa le respondió con la mirada, solicitándole
que no fuera brusco.
El Joan, de forma amable, dio los buenos días a Clara en el instante
que ésta entreabrió la puerta principal del piso superior .-Sígame señor -le
solicito a Joan la veterana empleada de los Arnau-Puigcarbó . Clara guió al
joven visitante por largos y anchos
pasillos de la casa, atravesando media docena de puertas cerradas, y en la que
al pasar por una de ellas le hizo sonreir interiormente, porque en la parte
superior de su puerta había un atractivo cartel de madera con el nombre de
Caty. Al final del pasillo había una gran puerta mixta de madera de nogal y
grandes banderas vitrales de color rojo y azul celeste , similares a las que
había visto en los laterales superiores
de la Iglesia Mayor de Santako . Clara le rogó al Joan que se detuviera,
instantes después la empleada abrió la puerta del salón comedor y anunció con
media voz la presencia del señor Joan Fernández, amigo de Caty. El señor Jaime
Arnau meneó la cabeza hacia abajo, en
señal de aprobación, y dio el visto bueno a Clara para que lo hiciese pasar. La
empleada, una vez que el Joan ya estaba dentro del salón comedor, salió de él y
cerró la puerta de forma sigilosa.
Jaime Arnau, que apenas si conocía el aspecto físico
de Joan, tan solo lo había visualizado, de forma furtiva, en un par de
fotos del smarphone de su hija, ya que
esta lo dejaba por cualquier parte de la vivienda. Pero lo que menos le
preocupaba del pretendiente de su hija era su físico, pesaba mucho más su procedencia –Joan era hijo de
emigrantes castellanos andaluces- y a dónde vivía; una ciudad del extrarradio
de Barcelona, Santako, de la que solo le llegaban noticias negativas por su
conflictividad social y porque su último alcalde salió del Ayuntamiento enmanillado por la guardia
civil, en una operación anticorrupción.
Por lo que se resistía a mirarlo frontalmente.
-Tome asiento
-casi le ordenó Jaime Arnau al Joan- sin tan siquiera ofrecerle,
protocolariamente, la mano de bienvenida.
El Joan , que
ya había sido advertido por Caty de las
posibles reacciones negativas de su padre, ni tan siquiera tuvo en cuenta ese
primer desaire del señor Jaime Arnau, por lo que tomó asiento, de forma sonriente, en una silla de madera tapizada con una
clásica tela azul y estampada con dibujos también clásicos.
-Señor Juan Fernández;
no sé si lo habrá advertido mi
hija, pero quiero recordarle que soy un hombre
de negocios práctico, al que no le gusta perder el tiempo, por lo tanto
quiero ir directamente al grano con usted.-Les espetó de directo sopetón.
-Señor Jaime Arnau; permítame que le haga una pequeña
rectificación, cuando usted ha
pronunciado mi nombre; me llamo Joan y
no Juan como usted me ha nombrado, al menos así lo indica mi documento de
identidad. –Intenta Joan la primera
defensa.
Jaime Arnau frunció el ceño ante la inesperada respuesta
de Joan. -Está bien señor Joan , como usted prefiera – es lo que pudo
responderle.
-Usted y yo sabemos por lo que estamos hoy aquí, que
no es otro que el tema de las relaciones de usted con mi hija-Intenta Jaime
Arnau retomar la iniciativa. Y creo que deberíamos darle una solución rápida y
beneficiosa para ambos. Creo –continuó-que las relaciones de usted con Caty
solo nos ha acarreado muchos quebraderos de cabeza. Como usted sabrá; ni mi
esposa ni yo las aprobamos, es decir, no
estamos de acuerdo con que continúen, por lo que le solicito que me pida una
cantidad económica, la que usted vea más apropiada, para zanjar definitivamente
este asunto –le lanzó a la cara a Joan, sin tan siquiera mirarlo, Jaime Arnau,
mientras sacaba un talonario bancario de uno de los bolsillo interiores de su americana.
Los capitulos son muy cortos Lopera, haz algo para remediarlo, y tambien una critica, son predecibles, asi que usa tu imaginacion y inventiva que yo se que la tienes....venga Lopera piensa piensa....a no ser que tenga base de historia basada en hechos reales....
ResponderEliminarManel
Los capitulos son muy cortos Lopera, haz algo para remediarlo, y tambien una critica, son predecibles, asi que usa tu imaginacion y inventiva que yo se que la tienes....venga Lopera piensa piensa....a no ser que tenga base de historia basada en hechos reales....
ResponderEliminarManel