Gramenet y muchos pueblos y ciudades de Catalunya quieren, y les apetece, participar en la vida de sus comunidad. Un ejemplo de ello fue el colorido, la alegría y la imaginación que se derrochó el sabado día 6F, día de Carnestoltes, por las principales calles de Santako.
La gente de abajo quiere participar, como sea, en la convivencia con sus paisanos o conciudadanos. Prueba de ello es que cuando se le da oportunidad de hacerlo se vuelca. Y además lo hace gratís, sin subvención. Todo lo contrario; los y las participantes rebuscan en sus bolsillos la pasta para llevar a cabo sus proyectos de comparsa, amén de dedicarle tiempo y más tiempo en los preparativos.
A todo ese desfile de imaginación y alegría, a pesar de ser conscientes de todas las dificultades que están padeciendo familiares y amigos, habría que dedicarle alguna reflexión política. Con el único fín de incorporar a estas personas, y muchas otras que lo están deseando, a formar parte en la hoja de ruta de la participación municipal. Y para conseguir la participación de miles de colomenses en las decisiones importantes de la ciudad, se debe echar imaginación a raudales , sin cortapisas de ningún tipo.
Los carnavales, en sus iniciós, era una fiesta pagana que servía para cuestionar y criticar a los gobernantes en sus malas praxis de gobierno. Y todavía muchas comparsas continuan con esa practica de denuncia, que conviven con las que optan por la fantasia y la diversión.
En los tiempos de cambio que están viniendo deberíamos exigir que se proclame La Semana Popular de la Democracia, donde los veins y las veines de la ciudad pudieran elaborar mediante la festividad; programas socio ecónomicos que abarquen todos los sectores de la ciudad y formas de gobernar el municipio.
Ese será el reto y esperemos empezar a caminar en ese sentido.
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