Despues del mar
Allí,
después del mar,
no pasa el tiempo.
No se ha detenido,
sin embargo, la guitarra
ni la dulce voz del negro.
Paso a paso hablan
las manos
y la voz mulata;
repartiendo son
y ron pa el cuépo.
Tú, mi America,
y los que la defienden,
quien sabe por dónde reviente;
con tanta ofensa
y con tanta distancia,
poder ofrecerte algo más que:
Arroz y frijoles.
Fermin chueco artero
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