El desencanto político , anímico y social , se ha instalado en la ciudadanía: La militancia anticapitalista y antifacista, los movimientos ecológicos sinceros, están en un reflujo negativo.
Esta situación no es novedosa, allá por los últimos años del siglo XX el desencanto,provocado por la izquierda oficial, llevó que muchas y muchos activistas sociales ,personas entregadas a la lucha social de forma totalmente altruista, mandarán a paseo a todos ellos .
La consecuencia de aquel desencanto fue que los detentores del poder, fueran de la izquierda oficial o de la derecha Pepera, camparan a sus anchas y llegara la corrupción jamás vista en el periodo democrático.
Esta nueva situación de desencanto y alejamiento de las vecinas con los partidos gobernantes llega como consecuencia de que los partidos parlamentarios, desde PSOE hasta los llamados Comunes, no cesan de pactar reformas sociales que dejan las manos libres al capitalismo oligárquico para que poco a poco vayamos perdiendo los derechos conquistados.
El desencanto no sólo está desmovilizando a los sectores más combativos de la sociedad, sino que ha traído el nacimiento y el crecimiento de la ultraderecha fascista , votada por muchos jóvenes de la clase trabajadora
Al desencanto actual , los y las activistas consecuentes, lo debemos derrotar, nuevamente, para hacer que vuelva la esperanza.
¿Pero quién parará este desánimo anunciado? ¿Quién se atreverá a devolver la esperanza perdida?
En la lucha política no existen varitas mágicas, ni caminos cortos para vencer la apatía de la ciudadanía. Sólo cabe: volver a la trinchera de la no resignación y continuar explicando, con paciencia y convicción, que otra forma de gobernar es posible .
Y, sobre todo, no hay que olvidar expandir : que solo la participación de los vecinos y vecinas, a nivel local y nacional, en la vida pública, será la única forma de evitar desmanes de las mayorias absolutas y anular el resurgir del neofascismo.
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