Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar."
Martin Niemöller
Los que trazan fronteras con alambres espinosos desde sus despachos acorchados, para
evitar que los refugiados se salven del sufrimiento y de la muerte, nos recuerdan el
comportamiento que tuvieron los capos nazis en los campos de concentración; que se
divertían asesinando presos desde los balcones de sus cómodas residencias con fusiles
de alta precisión.
Existen personas que jamás tuvieron fe alguna en el ser humano, esos son los
culpables de que más de setecientas mil personas busquen refugio en la vieja Europa.
Sin embargo hay otra gente a los que nada les deja indiferente y a los que no les
gusta" lo que pasa delante de sus narices: Mujeres, hombres, niños, huyendo del horror
de la guerra y de dictadores asesinos.
El mejor mundo posible está por venir, que no quepa la más mínima duda, pero para
atraparlo debemos renunciar a ese otro que nos tiene maniatado: Un mundo donde el
egoísmo y el individualismo permite, y permitió siempre, las vergonzosas imágenes de
observar a miles de refugiados enterrando a sus hijos en el fondo del mar.
Quienes por intereses asesinos, xenófobos y racistas, dinamitan continuamente los
frágiles puentes de la solidaridad; han perdido cualquier autoridad moral para enarbolar
la bandera de la justicia y mucho les costará recuperarla. Por lo que se hace necesario
que el internacionalismo solidario se eche a andar, huyendo de la pereza, para evitar
tanto sufrimiento y tanta muerte absurda.
Mientras los refugiados huyen de la otra muerte, la que azota a esos países fanáticos, y
ahora caminan perdidos en esos campos de maíz y de nieve, nadie con un mínimo de
sentido común y humano debería permanecer con los brazos cruzados, esperando que el
drama de los refugiados se solucione por sí solo. Si no somos nosotros quien los ayude
¿Quién lo hará? y si no es ahora ¿ Cuándo será?.
FERMIN CHUECO ARTERO
Bravo Fermín más claro el agua!!!
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