Un cuento….abuelita
A Julia le costaba dormirse. La
energía gastada durante el día no era suficiente para que llegara rendida a la
hora de dormir. Vueltas y más vueltas luchando contra el sueño hacia que su
pequeña cama se volviera un pequeño remolino.
A la abuela Fanny le daba cada
vez más pereza contarle la retaila de
cuentos, clásicos e inventados, que Julia le solicitaba cada noche. Pero Fanny sabía que no tení otra
opción. Estaba obligada a recitarle a su nieta
los cuentos de la Caperu
cita, de Blancanieves, de los Tres Cerditos …o
había niña despierta para rato.
Muchas veces Fanny conseguía
dormirse antes que su nieta, lo que producía el enfado de la pequeña. Y ésta,
no soportando que la abuelita dejara de contarle más cuentos, le prendía su
mano y con todas sus fuerzas la
zarandeaba para que se despertara.
Fanny tenía una inmensa vocación
por su nieta. Y durante todo el día le dedicaba toda la atención que Julia le
solicitaba, pero cuando llegaba la noche , y con sus fuerzas físicas agotadas, debía realizar
un sobre esfuerzo para conseguir que la
niña, por fin, consiguiera coger el sueño.
La táctica de Fanny para conseguir vencer a Julia, en su lucha para que
se durmiera lo antes posible, era empezar la
lectura por los cuentos clásicos que tenía más memorizados. También
utilizaba la técnica de que fuera Julia la que relatarse los cuentos; cuanto
más esfuerzos realizara la niña antes caería rendida.
Las tácticas empleadas por Fanny,
a veces, daban un rápido resultado, porque
no habían transcurrido ni tan siquiera cinco minutos cuando Julia ya
dormía plácidamente . Otras, sin
embargo, Julia se resistía a ser vencida en su lucha para no dormirse y le
solicitaba, una y otra vez, a la abuelita que le contara más y más cuentos,
llegando a exasperar a la tranquila y paciente abuela.
A Julia la sucedía los mismo que a casi a todos
los niños de su edad; que no entendían
que existiera la noche para descansar, para ellos la hora de dormir era como un
castigo que le impedía seguir jugando las veinte y cuatro horas que tenía el
día. Por lo que es de imaginar que los inventores de cuentos, para intentar
doblegar a la canalla infantil, fueran los primeros creadores de la literatura
infantil.
A Fanny , la abuela de Julia, le
encantaba disfrutar de su amada nieta, pero ella debía de cumplir las normas
recomendadas por la madre de la criatura, que no eran otras que la niña debería
marchar a la cama como máximo a las diez de la noche, ya que para rendir óptimamente,
al día siguiente, en la escuela, Julia debería descansar un mínimo de ocho
horas seguidas. Es por lo que Fanny disponía de todo un arsenal de cuentos y
fábulas para niños, preparados para cuando su nieta le dijera: -Un cuento abuelita.
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