Por fin llegó el...amor (2)
El smarphone de Joan emitió el clásico clinc que recepcionaba un whatsapp.-Que
extraño,¿quien será?, i si yo solo recibo mensajes de tarde en tarde -se dijo
asimismo. Para salir de dudas alcanzó el
terminal y, después de poner contraseña para abrirlo, pulsó el icono de la
aplicación verde. Enseguida descubrió quién era el remitente, mejor dicho la
remitente: Era Caty, una compañera de
clase, con quien si apenas mantenía contacto, justo el de saludarse todas las
mañanas al entrar en clase.
-Hola Joan estás por ahí –decía
el escueto mensaje de Caty.
-Si, hola ¿que tal, Caty? -escribió
Joan con dedos temblorosos en el
smarphone .
-Que estaba aburrida y quería
invitarte a tomar algo esta noche en el Kent-respondió Caty al instante.
Al Joan, sorprendido por la invitación de Caty, le
entraron sudores nerviosos porque le asaltaron todas las dudas del mundo; ¡no sabía qué respuesta darle¡.
-Tengo que mirar a ver si quedé
con alguien- Le respondió Joan para ganar tiempo.
-Espero durante un rato tu
respuesta, si no tendré que cambiar de planes-Le respondió de forma seca Caty.
Joan abrió de par en par la
ventana de su habitación; necesitaba oxigenarse rápidamente, Caty le había
absorbido de un golpe toda su capacidad
pulmonar. No habían transcurrido apenas tres minutos desde que Caty le
urgiera a responder que cogió el terminal y, con igual seguridad a la que solía enfrentarse a los difíciles exámenes de telecos, empezó a escribir en el
teclado digital.
-Hola Caty, ¿a que hora quedamos
en el Kent?-le envió por el whatsapp.
Caty, mientras
aguardaba la respuesta del Joan, seguía consultando su agenda de
contactos , intentando seleccionar a otra víctima propicia, por si el tímido
del Joan le daba calabazas.
-¡Que bien Joan !-le respondió
Caty, adjuntando un emoticono sonriente.
-¿Te parece bien a las 20,30h?-
Le propuso Caty al Joan.
-Por mí perfecto –Escribió el
Joan.
Caty le envió al Joan un último
emoticono con el significado de; ok, hasta después.
Loren, la madre de Joan, se
extrañó bastante de que su hijo le solicitara con urgencia que le preparara el
pantalón tejano y el jersey Lacoste color verde.
-Mamá son las siete y media y
tengo que estar dentro de una hora arriba del todo de la calle Muntaner. Piensa que desde Santa Coloma hasta
allí, si no tengo contratiempos en los transbordos del metro voy con
el tiempo justo -Le urgió Joan a su madre.
-Pero …¿qué mosca te ha picado
hijo?-Le interrogó su madre extrañada.
-Verás mamá ..he quedado con unos
colegas para pasarnos unos apuntes, que como ya sabes el otro día, cuando
fuimos al dentista, perdí la clase de propagación de ondas digitales.-Mintió piadosamente
a su madre.
Loren, la madre del Joan, quedó
tan extrañada de la respuesta de su hijo
que enseguida dedujo de que su éste no decía la verdad.
-Que raro en ti Joan, quedar con
compañeros para el tema de apuntes; tú siempre que has faltado a una clase le
has solicitado, directamente, a los
profes que te pasen el tema por email.-Provocó
Loren a su hijo para sonsacarle la
verdad del porqué de tanta prisa .
-Basta de dudar de mí ,mamá,-Le
recriminó Joan. -He quedado con el Toni que es el empollón de clase ,porque éste
copia hasta los acentos en todas las clases.
-De acuerdo hijo, de acuerdo, ya
eres bastante crecidito para saber lo que te
haces,-Intentó apaciguar el
desconocido mal genio de su primogénito.
El Joan empezó a vestirse de
forma tranquila pero con movimientos ágiles y precisos, estaba ensayando que no
debía emitir ninguna señal que demostrara que sentía terror pánico en acudir a
la cita con Caty. Esperaba, sin embargo, no venirse abajo en el último momento,
por lo que quería mantener la calma a toda costa. Se despidió de su madre,
advirtiéndole que no lo esperara despierta, ya que no podía asegurarle a qué
hora regresaría. Ella se limitó a darle un suave beso en la mejilla y a decirle
que cuando subiera al metro tuviese
cuidado con el móvil y la cartera, ya que había leído en el Facebook que
los carteristas se aprovechaban de los pasajeros despistados.
El Kent era una moderna cafetería,
situada en la barcelonesa calle de Muntaner, a la altura de Via Augusta.
Abierta hace décadas por la familia Puig
Reverte. El Kent había conseguido mantenerse como bar de moda durante tantísimo
tiempo a base de realizar continuas innovaciones en su diseño y en la oferta de los mejores
cocktails y el exquisito servicio de cocina rápida. El Joan no había estado
anteriormente en el Kent, pero sabía de su existencia por los comentarios que
hacían de él algunos estudiantes que
vivían cerca del establecimiento y que lo frecuentaban con asiduidad. Por lo
que no le extrañó su majestuosa
decoración, a base de grandes placas de
madera, grises y marrón oscuro. Su iluminación era brillante, pero con un tono
frio, que le daba un aire de transparencia y de salubridad envidiable. El
aspecto general de la cafetería le era familiar, pues le recordaba bastante a
como estaba decorado el salón comedor del Lluerna, restaurante con estrella
Michelin, en el que sí había estado varias veces en compañía de sus padres.
Caty había llegado al Kent cinco minutos antes
que el Joan, por lo que le dio tiempo suficiente para elegir una mesa cerca de la
puerta de entrada del local, con la intención de divisar a Joan ,su nueva posible conquista...Continuará
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