Poema a una serra
Desde esta latitud de Gramenet,
con la soledad del viento agarrada a los párpados,
aquí sucedió el parto antiguo de la vida.
Aquí, el silencio mira frente a la mar.
Ahí abajo está el polvo, con su hocico voraz y su gran estatura .
Aquí. Aquí, están las piedras con su infancia detenida
y sus rostros de niños sin zapatos.
Aquí está la puerta de las verdes primaveras.
Aquí, jamás se desaparece la luz roja del crepúsculo,
ni los sollozos de las aves.
Aquí, también llega la noche;
cuando allí abajo las lámparas parpadean.
Aquí, todo es arena y caminos anchos de luz,
donde los caballos galopaban hasta el otro lado;
con la soledad del viento agarrada a los párpados,
aquí sucedió el parto antiguo de la vida.
Aquí, el silencio mira frente a la mar.
Ahí abajo está el polvo, con su hocico voraz y su gran estatura .
Aquí. Aquí, están las piedras con su infancia detenida
y sus rostros de niños sin zapatos.
Aquí está la puerta de las verdes primaveras.
Aquí, jamás se desaparece la luz roja del crepúsculo,
ni los sollozos de las aves.
Aquí, también llega la noche;
cuando allí abajo las lámparas parpadean.
Aquí, todo es arena y caminos anchos de luz,
donde los caballos galopaban hasta el otro lado;
en ese tiempo desgarrado del hombre,
Aquí, desde Enero a Diciembre el tiempo está detenido,
solo se palpa el viento norte de los océanos
y los olores del amado sur;
y los olores del amado sur;
de las naranjas y de las manzanas.
También llegan los recuerdos
de este país;
de marineros, arrieros, campesinos y mineros,
de manos anchas y corajes de tormenta.
de manos anchas y corajes de tormenta.
Aquí, con las lluvias, la montaña van gimiendo un poco de agua
¡ venid a verla convertida en ríos
y a acariciar el crujir de los cielos
y a mirar los lutos de allí abajo!.
¡ venid a verla convertida en ríos
y a acariciar el crujir de los cielos
y a mirar los lutos de allí abajo!.
Aquí las numerosas leyendas y los relámpagos,
te transportan a un País con huertos y viñedos.
Con fragante olor a miel de monte y algarrobos.
A ginesta, a tomillo y romero y a nieve.
Pero, a lo que yo canto es a una montaña,
donde se refugian la desesperación, la angustia, el terror
donde se refugian la desesperación, la angustia, el terror
y todos los demás miedos inútiles;
que habitan en el corazón de los vivientes.
Aquí, están sepultadas las búsquedas de todos los soñadores,
de aquellos que morían soñando sueños eternos;
de aquellos que morían soñando sueños eternos;
de pastos, remansos y
lluvias.
Aquí, está el tiempo detenido en el recuerdo .
Aquí, está el tiempo detenido en el recuerdo .
Fermín Chueco Artero, Enero del 2015
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