viernes, 27 de septiembre de 2013

EL LABERINTO

"El cielo está enladrillado; el que lo desenladrille... buen desenladrillador será". Este clásico trabalenguas,que desde niños hemos venimos jugando muchos de nosotros,nos viene como anillo al dedo para poder intentar explicarnos que és lo que está sucediendo en la sociedad que nos está tocando vivir. Hemos pasado, en un corto espacio de tiempo, de llegar a creernos que viviamos en la op
ulencia del paraiso terrenal, a la pura realidad de ser lo que siempre fuimos: Unos parias de la tierra donde nuestro único capital eran nuestras propias manos,y todo porque ganábamos mil euros más al mes -como recompensa a las cuarenta mil horas extraordinarias que hacíamos en la obra, el tajo o la fábrica. Pero resulta que esta crisis no todos la estamos padeciendo de la misma manera,ni con la misma intensidad. Mientras los que la provocaron, los grandes bancos y las altas finanzas, siguen acumulando riqueza con los famosos rescates; los que la estamos padeciendo con toda su crueldad,los trabajadores y pequeños empresarios autónomos, no vemos el final del túnel, porque poco a poco estamos perdiendo hasta el chaleco, como se dice popularmente. Es demasiado duro observad,día a día, a amigos y familiares quedarse en el paro y,lo más grave, sin su vivienda. Mientras los que nos gobiernan; sea la pura y dura derecha, como la mal llamada izquierda, esconden la cabeza bajo el ala y abandonan a su suerte a los que les dieron su voto. Este escrito no es un lamento,ni tampoco la aceptación de la derrota. Es un intento de desenladrillar el laberinto en el que nos han metido los que pudiendo sacarnos de él solo se preocupan de recortarnos nuestros derechos y nuestras conquistas. Y en este caso,para defendernos de sus ataques, se necesita más de un desenladrillador,se necesita la unidad y la organización de los trabajadores y las clases populares para construir una alternativa victoriosa que los entierren en el mar

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