Antes, los reyes del manbo, los que manejan el dineril que pagamos en no se sabe cuantos conceptos municipales, solían vender humo, pero Houston detectó un pequeño gran problema: Cuando los vecinos y vecinas llegaban a casa con la dosis de vapor adquirida, descubrían que al intentar tocarlo, disfrutarlo, la compra desaparecía. Cosa muy normal; todavía ningún cientifico ha descubierto como almacenar el humo. Para mitigar, amortiguar, el cabreo del personal, los consejeros han pasado a aplicar otra aplicación, valga la redundancia, la de vender pan, trabajo y libertad. Otro error mayúsculo de los fijos en plantilla: No hay harina en el almacen, el trabajo se acabó con el fin de las subvenciones del ministerio y la libertad está considerada como peligrosa y subversiva si se llegan a abrir las compuertas del igualitarismo. ¡¿Entonces? Porque no es bueno, bonito, ni aconsejable; vender la piel del oso antes de cazarlo. Una cosa es el entusiasmo, las iniciativas emprendedoras, combatir el pesimismo de todo una ciudad para sacarla de la caverna. ...Todo eso está bien y recomendable para que los que gestionan el gobierno del pueblo (dixit literal por la patrona). Pero está feo que la jefa de la tribu proclame, a los cuatro vientos mediáticos, que los vecinos y vecinas han alcanzado la luna. Peor; que solo se alcanzará si me seguís manteniendo en la cadira real de la Plaça la Vila. Eso no es nada correcto políticamente. Sencillamente; le puede salir el tiro por la culata y tener que aguantar los improperios de los vecinos de a pie; cuando éstos contraponen las cosas terrenales que es incapaz de cumplir, con las promesas de llegar a Marte en tres días y medio, con lo cara que esta la gasolina para que funcione el entramado de despegue. Porque los gobernantes municipales no son tontos (tampoco los que compran en Media Mark) y para demostrarlo deben renovar los gastados juegos de magia. El de sacar de la chistera palomitas y conejos está demasiado visto.Y ellos lo saben.
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